lunes, 26 de enero de 2009

Cero perdón

El cine argentino sigue mostrando en algunos de sus filmes que le será imposible borrar el pasado, ése en donde la dictadura militar dejó una gran herida marcada en la memoria de los que lograron sobrevivir a esta época.
Cordero de Dios (2008) dirigida por Lucía Cedrón nos muestra sin ser muy gráfica una parte de lo que significó para los jóvenes de los años setentas este periodo lleno de terror y torturas.
La trama se basa en un secuestro ocurrido en el 2002 (durante una de las mayores crisis de Argentina) a un hombre (Arturo) de alrededor de sesenta ó setenta años, su hija (Teresa) y nieta (Guillermina) tratarán de conseguir dinero para liberarlo, sin embargo lo importante es descubrir la historia que nos hace entender porqué Teresa odia a su padre y quizás preferiría verlo muerto antes que liberado.
Los aciertos de Cordero de Dios radican en reflejar la diferencia de ideologías de las tres generaciones, ya que muestra a los jóvenes de veinte años totalmente pragmáticos haciéndolos ver más parecidos a sus autoritarios abuelos que a sus propios padres, una generación única que pensó que podía cambiar al mundo y pelear por sus convicciones.
A través de flashbacks la historia narra la juventud de Teresa, la relación con su padre, su participación activa como opositora a la dictadura y todo lo que ésta le hizo perder, cómo cambió su vida para siempre.
El filme está bien estructurado, los silencios, los viajes al pasado, van conformando una historia que no es cruel pero para quienes fueron parte de ese momento les traerá malos recuerdos con tan sólo unos pequeños guiños de lo vivido durante la dictadura.
A nivel cinematográfico el bajo presupuesto no permite al filme grandes despligues, las actuaciones salvan a la cinta aunque tampoco son memorables, lo más importante en Cordero... es su guión, ya que sirve para confeccionar una historia en donde nos damos cuenta que en esta vida el perdón no siempre tiene cabida, por más lazos de sangre, por más que el tiempo parezca curar las heridas, hay huellas muy grandes que simplemente no podrán borrarse.
Quizás todo mundo merezca una oportunidad para ser perdonado, para arrepentirse de las atrocidades cometidas, sin embargo este filme nos enseña que hay personas que se merecen el rencor, la venganza, el odio, ya que durante toda su vida supieron sembrarlo.


CALIFICACIÓN: BUENA


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