martes, 27 de octubre de 2009

Destruyendo el destino

Este año llegó a las pantallas mexicanas una cinta producida en Hong Kong en el 2007, nos referimos a El Latido del Tambor (Zhan.gu), filme dirigido por Kenneth Bi, quien en su tercer trabajo nos demuestra su gran capacidad para acercarse a los detalles y conmover a través de imágenes.
La trama nos narra la vida de Sid (Jaycee Chan), un adolescente, hijo de Kwan, (Tony Leung Ka Fai) jefe de una de las bandas de mafiosos de la ciudad. Los problemas surgen cuando Sid tiene relaciones sexuales con la esposa de Stephen Ma (Kenneth Tsang), jefe de una las bandas rivales de su padre y uno de los más poderosos. Al enterarse, Ma exige a Kwan que le entregue las manos de su hijo para pagar la ofensa, sin embargo Sid es perdonado por su padre y lo envía a Taiwán en donde encontrará algo más que descanso y soledad, la música que él lleva en su sangre forma parte de su nuevo entorno.
Uno de los mayores aciertos radican en que a pesar de que la cinta se basa en elementos muy básicos para desarrollar la trama, logra internar al espectador en la vida de Sid. Primero a través de un romance prohibido que se evidencia que no es amor, sino capricho, y segundo, al establecer este mundo de códigos entre mafiosos del cual Sid no puede escapar por más que intente mantenerse ajeno a los negocios ilegales de su padre.
Las relación padre-hijo es fundamental, Kwan es violento y maltrata tanto a Sid como a su hermana, hay un pasado que carga la familia, una infidelidad que obligó a Kwan a desterrar a su esposa y dejar a sus hijos sin madre, un ser que busca imponerse a la fuerza y que trata de controlar el destino de sus hijos.
La búsqueda interna, saber quién es uno y aprender a controlar los vicios de la personalidad, la arrogancia y buscar la humildad son los mensajes que transmite la cinta sin necesidad de caer en frases hechas o en lo trillado. Sid, al conocer en una montaña a músicos zen que tocan tambores y practican artes marciales, no sólo aprende a ser un mejor músico (él es baterista de un grupo de rock), las notas de los tambores también le ayudan a controlarse, a descubrir su pasión y frenar los impulsos de violencia que había en él, la paz lo aborda, y a través de la soledad que lo rodea descubre el paisaje que lleva adentro de su cuerpo. En ningún momento esta búsqueda de Sid resulta aburrida, Bi sabe manejar estas escenas con música imponente, el sonido de los tambores se apodera del cine, además, su cámara atrapa paisajes espectaculares, ríos, flores, montañas que invitan al silencio, ejercicios marciales, largos paseos, sabe apreciar los detalles. Bi se toma su tiempo y logra el contraste entre el Hong Kong frenético y lleno de violencia con estos montes en donde late el corazón de la música y los nuevos compañeros de Sid lo enfocan a su vocación.
Como mencionaba anteriormente, esta cinta destaca en su parte visual, es muy poética y su mayor logro radica en el lado asrtísitco, en esta búsqueda espiritual que no sólo se da en Sid, sino que es ofrecida al espectador.
En la parte actoral no hay mucho que destacar, quizás lo más relevante es que Jaycee Chan muestra capacidades suficientes como para heredar las glorias de su padre (Jackie Chan) e incluso superarlas, todavía se lo ve joven y con poca experiencia, no hay grandes duelos actorales que atrapen la atención, sin embargo son interpretaciones que cumplen para lo que requiere la cinta. Chan logra llevar a cabo la transformación de Sid, de un muchacho rebelde citadino, a un músico zen que se consagra y que se encuentra a sí mismo.
Uno de los errores de la cinta es que no hay muchas sopresas, en realidad la trama puede ser previsible incluso desde el trailer, quizás la parte final sea lo que más sacude al espectador y levanta al filme. Es obvio que la fuerza de esta película no está en su argumento, El Latido... es muy buena pero destaca más su lado visual (su enfoque artístico casi inherente al cine oriental) que su trama compleja o su capacidad de mantener al filo de la butaca. Es un filme sencillo, que no pretende más que evidenciar una mutación del "alma" y que logra lo que busca, aunque como he mencionado anteriormente, quizás un guión con mayores riesgos o más aportes de subtramas hubieran agregado cuotas de interés.
El punto más importante es el tema del destino que maneja la trama asociado a la música, a ese latido del corazón que escuchamos desde que eramos fetos en el vientre de nuestra madre. Ese poder sonoro que corre con nuestras venas y que es imparable, que nos lleva a encontrarnos con nosotros mismos, con la esencia que somos y que puede ayudarnos a romper con ese destino que se nos marca. La tragedia nos busca, así nos encontremos en el rincón más apartado del planeta, la tragedia también está en nuestra sangre, sin embargo puede haber un resquicio, algún lugar para atrevernos a decirle basta y romperla, hacerla añicos con el sonido de un tambor que se oye por todo el universo.



CALIFICACIÓN: MUY BUENA.


miércoles, 21 de octubre de 2009

Fallida mezcla de géneros

En ocasiones suele ocurrir que tras observar el trailer de una película, las ansias por disfrutarla se acumulan y se espera impaciente el día del estreno. Tal es el caso de Sector 9 (District 9) cinta dirigida por el joven Neill Blomkamp, quien debuta con este filme bajo el manto protector de Peter Jackson, uno de los productores. Las expectativas eran demasiado altas, el avance nos hacía pensar que se trataba de una joya cinematográfica, sin embargo decepciona.
La trama nos introduce a Sudáfrica, en donde un grupo de alienígenas semejantes a unos langostinos, pero con una estructura parecida a la humana, han estacionado su nave madre sobre el cielo de Johannesburgo desde hace veinte años. Al estar enfermos y en un estado crítico, las autoridades decidieron establecer a los extrarrestres en la ciudad, en un sector restringido en donde las condiciones de vida son deplorables para estos seres, además de sufrir la violencia por parte de grupos violentos de Nigeria. El gobierno, en un plan para mejorar las condiciones de vida de los aliens y apartarlos de la ciudad, contrata a la empresa Multi National United para reubicar a los rechazados, es aquí cuando interviene Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley) quien a pesar de su carácter débil, es el hombre encargado de liderar el proyecto.
El mayor acierto de Sector 9 es su alegoría al racismo vivido en Sudáfrica durante la era del apartheid o segregación, en donde los negros eran confinados a diferentes distritos, violentados y se les prohibía acceder a diversos puntos de la ciudad, una opresión que duró cerca de tres décadas hasta que la resistencia negra y diversos movimientos sociales pudieron cambiar la situación en África. En este filme es inevitable ver en los aliens a los negros, su condición es la misma, enfermos, comen de la basura, son utilizados en experimentos y de ser aceptados en un principio, son rechazados por la mayoría que busca apartarlos en distritos restringidos y lo más distanciados de la ciudad. Se toca con precisión el tema de humillar al que en apariencia es débil, diferente, la película en el fondo es una cinta comprometida con su lugar de origen (el director es sudafricano), es una manera novedosa de señalar lo que fue una era penosa para el mundo entero y que todavía no desaparece por completo.
Existe la preocupación por entender al otro, es un mensaje claro, sólo estar en las mismas condiciones nos hace comprender a quien rechazamos, no hay mejor formar de comprender a alguien diferente a menos que vivamos bajo sus mismas condiciones. En principio el planteamiento de trasladar el tema del racismo a la ciencia ficción y manejarlo como documental sonaba maravilloso, la idea Sector 9 es una de las más originales de los últimos tiempos, sin embargo el problema es la ejecución.
Visualmente la cinta es impactante, tensiona y resulta incómoda para algunos espectadores y ese es un gran logro, hacer sentir a través de las imágenes. No escatima en crudeza, mostrar la sangre tal como es, las cicatrices, la carne viva. Los efectos especiales están bien desarrollados y se nota que Blomkamp tiene experiencia en este rubro. Los extraterrestres más que lucir bajo un formato cotidiano, se asemejan más a una unión de diversos animales de la Tierra y su mirada es muy expresiva, como si en los ojos el realizador nos recordara que está la esencia de cada ser. En la parte actoral todo el peso de la cinta recae en el también debutante Sharlto Copley, quien interpreta a Wikus Van De Merwe y lo hace con solvencia. Sobre todo porque su personaje evoluciona de un simple oficinista conocedor de la vida de los aliens en Sector 9, a encabezar un proyecto de gran importancia, con todos los riesgos que esto implica. Su personaje es el motor de la cinta y pasa de la alegría a la desesperación y su debilidad tendrá que desaparecer para sobrevivir.
Los problemas del filme comienzan cuando se traiciona a sí mismo. En un inicio se planteaba como un falso documental, con entrevistas a especialistas acerca del caso y como un reportaje con cámara en mano del traslado de los aliens. En este punto la cinta conserva su esencia de proyecto diferente, sin embargo conforme se dispara la acción, se presentan escenas inverosímiles, persecuciones fuera de lugar, actos heroicos que no van de acorde a su estética y la cámara en mano desaparece y volvemos a una narrativa común y corriente. Si se pretendía una nueva mirada de la ciencia ficción, al punto de acercarla a un nivel de realismo -tratado como un tema de investigación- no había porqué introducir elementos tan dispares. Si se quería agregar violencia o acción se hubiera podido lograr bajo el mismo tono realista, como un reportero de guerra. La cámara juega con nosotros y en ocasiones sentimos cotidianos a los extraterrestres y en otras volvemos a estar apartados al darnos cuenta que sólo vemos una película de aliens, con su nave similar a la del Día de la Independencia, y máquinas que parecen extraídas de Transformes, eso si, sin Megan Fox incluida. El valor de Sector 9 estaba en apartarse de todo eso y ser diferente. A estos fallos, se agregan incoherencias en la trama, no se explica cómo extraterrestes y humanos lograron entenderse y por momentos los aliens parecen débiles cuando en verdad cuentan con armas capaces de destruir a un gran ejército. Es triste que la cinta se caiga al incluir un héroe que un principio no sabía ni levantar un arma y se convierte en Bruce Willis, además de incluir villanos que caen en los clichés. Conforme avanza la película pierde sutileza ymisterio y su lenguaje de denuncia se pierde entre tanta explosión y balacera.
Se espera que una cinta seria no juegue con el espectador, quien busca aferrarse a la idea original, a la frescura, pero la trama destruye cualquier buena intención.
Se agradece la denuncia, el hacernos ver que cualquiera puede ser diferente y segregado en cierto punto de su vida y sólo sintiéndose así comprenderá lo dañino del racismo, también se aplaude la idea de llevar la ciencia ficción y el tema alienígena a terrenos nuevos, casi desconocidos para este género, sin embargo no se le perdona cambiar el rumbo, perder la esencia y traicionar al espectador que buscaba en Sector 9 una de esas joyas coleccionables que cambian las estructuras del cine y no explosiones sosas que no aportan nada nuevo. Las excelentes ideas no siempre concluyen en obras de igual magnitud.


CALIFICACIÓN: REGULAR.

domingo, 18 de octubre de 2009

El cine: la mejor arma

Esta crítica es especial, ya que hablaré uno de los mejores filmes exhibidos este año en México (compite con El Luchador), se trata de la obra maestra de Quentin Tarantino, su mejor obra hasta ahora sin lugar a dudas y que lo muestra más maduro. Bastardos Sin Gloria (Inglourious Basterds) es simplemente una joya, sin fallas, perfecta de principio a fin. Este Tarantino da miedo, asusta su capacidad fílmica no sólo para complacerse con un filme lúdico sino creado también para entretener a las masas. Con esta cinta el director de Pulp Fiction termina de consagrarse y entra a la historia del cine.
No hablaré de la trama, eso mejor que lo descubra usted. Prefiero decir que Tarantino se aventuró a hacer un western que hablara de los nazis y lo logró. Cuadro a cuadro la cinta es un homenaje al cine, a todas las influencias que este gran director tiene en el cerebro, ya que antes que otra cosa Tarantino es un consumidor de películas. Las devora y aprende de cada una de ellas para luego vomitarlas con su particular visión. La banda sonora incluye tanto música clásica como al maestro Ennio Morricone, es un filme el cual hay que observar miles de veces para descubrir cada referencia de otras cintas. La trama pasa a ser lo secundario, ya que el espectador está ante una clase de cine, un filme de época que debe ponerse como ejemplo en las escuelas cinematográficas, lo que importa es el fondo, el tratamiento que hace Tarantino, su venganza.
Hablando de las actuaciones simplemente son espectaculares, tanto de los tres actores principales como del batallón de personajes secundarios que habitan en la cinta. Cada uno tiene su personalidad y Tarantino se encarga de describirla, hablaré de los protágónicos para no extender este post hasta el infinito, pero cabe señalar que cada actor se merececía unas líneas y eso sólo se debe al trabajo del director, quien pone cuidado en los diálogos, en que los personajes tengan un esqueleto sólido, se fija en que la cinta se hable en lenguaje original de cada sitio en el que se supone se desarrolla la acción, más allá de que esto sea sólo una nueva fábula sobre la guerra con muy poco rigor histórico.
El que se lleva el filme es el actor austriaco Christoph Waltz, quien interpreta al villano principal, el coronel nazi Hans Landa. Waltz tiene una larga trayectoria, sobre todo en la televisión europea, y ahí el mérito de Tarantino de buscar caras nuevas para Hollywood, pero más que apostar por alguien, sabe que ese "desconocido" le va a dar lo que necesita, su basta experiencia como consumidor de cine le da la intuición para cosechar lo mejor de sus descubrimientos. Waltz desarrolló uno de los villanos más deliciosos de la historia del cine, a pesar de su maldad, de su fineza antes de perpetrar acciones violentas (la genial secuencia inicial por ejemplo) el espectador no puede más que enamorarse del cinismo de este personaje, de su tranquilidad que está a punto de estallar en cualquier momento, esa capacidad para controlar todo su entorno, hablar a la perfección el inglés, el alemán, el francés y el italiano, su maldad se siente en cada uno de sus gestos pero no es repulsiva, simplemente brillante, una clase de actuación que debe aplaudirse y se merece miles de premios, Óscar incluido.
Brad Pitt es el gancho comercial, el nombre más conocido en el filme de Tarantino que no podía quedarse sin una estrella y qué mejor que una representativa de nuestra época. También el esposo de Angelina Jolie se gradúa, había mostrado parte de su genio actoral en cintas como Cerdos y Diamantes (Guy Ritchie, 2000), El Club de la Pelea (David Fincher, 1999), 12 Monos (Terry Gilliam, 1995) y Quémese Antes de Leerse (Ethan y Joel Coen, 2008), en todas estas películas hay un común denominador, grandes directores atrás de ellas. Bien dirigido, Pitt alcanza niveles muy altos, y aquí no fue la excepción al interpretar a Aldo Raine, "El Apache", sureño y encargado de liderar a los Bastardos en el exterminio de los nazis, quitándoles el cuero cabelludo después de matarlos, hermosa referencia western. Pitt logra el acento, la frescura y el dominio de la comedia, esperamos una broma de humor negro de su personaje cada momento, su actuación es inolvidable porque nos hace olvidarnos que en otros tiempos fue considerado sólo un galán. Hay una escena memorable en donde se hace pasar por un italiano en donde su cara a lo Marlon Brando hace reir a carcajadas, también excelente y por lo menos será nominado al Óscar, debe serlo si lo fue por Benjamin Button (Fincher, 2008) en donde sólo se basó en el maquillaje para lograr una actuación decente.
El personaje femenino principal es el de la francesa Mélanie Laurent, quien interpreta a Shosanna Dreyfus, una joven judía que logró escapar de niña de loshombres de Landa. En ella habita la venganza, su mirada suave y tierna esconde a un ser a punto de desmoronarse pero al mismo tiempo con el deseo de desahogar todo su dolor. El Tour de Cine Francés nos había permitido conocerla a través de El Cuarto de los Muertos, en donde interpretó a una detective novata. Aquí su mirada dulce sirve para enamorarnos de su belleza que atrapa pero nos advierte que no hay ingenuidad en ella. La francesa se luce cuando se trata de momentos de tensión y a través de este filme se abrirá paso en los caminos del cine estadounidense, su belleza le ayuda, pero su capacidad de mutar y convencimiento la sostienen.
A pesar de ser un filme altamente violento y explícito, cada gota de sangre está justificada, incluso divierte, de hecho no son los momentos de mayor tensión. La violencia está antes de los disparos, en el previo, en el acoso, en un vaso de leche, en comer un strudel de manzana al lado del enemigo, ahí es donde la película se sufre, no en los disparos o en batazos destruyendo cabezas, en esos instantes todo se libera. El filme es eso, una catarsis, consumar la venganza.
Lo genial también se da en la mezcla de géneros, la cinta es un wetsern, un filme de guerra, de humor negro, de venganza a lo Kill Bill, de espionaje, todos los Tarantinos están aquí, y confluyen de la mejor manera, incluso el que tiene la fascinación por el cine clase B. La película nunca se siente forzada y uno se pregunta porqué nadie se había atrevido a tratar el tema de la guerra de la manera como lo hace el director de Perros de Reserva. Todo fluye natural.
Visualmente es impactante. No sólo en la ambientación de los años cuarenta, o en las escenas de violencia. Quizás Tarantino sea uno de los directores que mejor maneja la cámara. En la cinta se encuentran todos los planos, ángulos y movimientos posibles y cada uno de ellos utilizados de la mejor manera para acentuar el discurso de la escena.
Otro detalle interesante es que, como lo hizo en Kill Bill, Tarantino utiliza la capitulación que va dividiendo la cinta. Esto le ayuda a lo siguiente: desarrollar sus secuencias de manera aislada pero al mismo tiempo con un hilo donductor. Dar en cada capitulo énfasis a diversos personajes y así hacerlos crecer en cada momento. Brindar respiros a los espectadores y hacerlos ver que son parte de una fantasía, que la ficción-a pesar de tenerlos interesados como en un libro-no los absorba por completo, mantener esa distancia necesaria para que la cinta sea disfrutable como obra y no por su realismo.
El cine es un arma, muy poderosa y Tarantino lo sabe, por eso las escenas finales de la cinta son maravillosas, me gustaría contárselas y describir la perfección lograda pero quizás no haya visto ya el filme y lo arruinaría todo. Puedo decirle que el director utiliza el cine como la mejor bomba, ese medio para lograr la catarsis, la venganza, cambiarlo todo, la ficción aplastando a la historia, a la versomilitud, los fantasmas del pasado reviviendo en celuloide para cambiar el presente y lograr lo que la mayoría de la humanidad hubiera querido.
Sin duda, el Tarantino de los Bastardos... es el mejor hasta ahora, y él lo sabe y se atreve a decirlo en la misma película a través de Aldo Raine. Es por eso que estamos frente a un monstruo dispuesto a seguir comiéndonos con sus películas y marcar sus huellas profundas en la historia del cine. Sí, esperemos que esa bestia nos siga recordando los poderes del cine. No, que este no sea el clímax, y Tarantino nos lleve a lugares insospechados.

CALIFICACIÓN: OBRA MAESTRA.


miércoles, 14 de octubre de 2009

La moda como discurso

El Tour de Cine Francés de este año llegó a su fin con el estreno de su carta más fuerte: Coco Antes de Chanel (Coco avant Chanel), filme dirigido por Anne Fontaine, quien ya tiene una destacada trayectoria en el cine galo, pero esta película es sin duda la que la coloca en un plano de fama mundial, sobre todo por la relevancia del personaje a quien retrata.
La trama se encarga de mostrarnos la vida de Coco Chanel (Audrey Tautou) desde que era una pequeña y fue abandonada por sus padres, su camino en los cabarets en búsqueda de su sueño de convertirse en cantante y sus relaciones amorosas tanto con Etienne Balsan (Benoît Poelvoorde) y Arthur "Boy" Capel (Alessandro Nivola) que le permitirían llegar a posicionarse en lo que sería su carrera definitiva, además de marcarla como persona en lo que concierne a su capacidad de relacionarse con los hombres, y la definición de lo que el amor era para ella.
Los aciertos en esta cinta radican en explotar de manera sutil el discurso revolucionario de la moda que impuso Chanel. La francesa abogaba por una mujer libre, liberada de las plumas, del corsé, de todo aquel artificio que la hiciera parecer sometida y superficial. Su fuerza femenina la impulsó a crear diseños para una mujer dispuesta para el trabajo, valerse por sí misma y al obtener independencia económica, conseguir su libertad en todos los aspectos, incluso en la manera de sentir el amor, al no idealizar el matrimonio y sólo dejarse llevar por la pasión del momento.
En cada detalle del vestir, en cada frase, se muestran los pensamientos de una mujer que más que cambiar el mundo de la moda, intentó modificar las concepciones machistas que la rodeaban, quizás si se hubiera desarrollo en otros ámbitos Chanel no hubiera sido modista, tal vez si hubiera tenido un arma en vez de una aguja los caminos de la revolución la hubieran adoptado, era un ser que se expresaba desde la tribuna que mejor sabía y se atrevió a mostrarle a su género la puerta hacia la libertad. Desde el miedo a perderse surge el cambio, la ambición por no haber tenido nunca nada y luchar a través de lo que para ella era casi un talento natural. Destrozar esos parámetros y hacer que las mujeres se dieran cuenta que su idea de felicidad sólo era una máscara, Chanel podía verlas, intuir el deseo que había en ellas. Esto es lo que muestra la cinta y lo hace de gran manera, es un filme que más que intentar crear una simpatía hacia el personaje, es sólo un retrato de una mujer que se atrevió a ser diferente, que puso palabras en la moda.
La cinta se sostiene porque nunca intenta endulzar a Chanel, es decir, la muestra como un personaje distante, que carga la oscuridad de su pasado, con resentimientos, desconfiada, con una coraza que la protege. La cinta narra bien la oscuridad que rodeaba a esta mujer, además de establecer la tragedia como un punto base, sin embargo se agradece que nunca se intenta manipular al espectador, todo sucede en un tono real y crudo, no hay melodramas ni llantos falsos, Chanel pone el rostro duro y encara al destino.
A pesar de que la vida de Chanel es otra más de estas historias de superación en donde alguien de la nada construye un imperio, es un acierto que Fontaine prefiera mostrarnos el lado amargo, ese que ni siquiera contaba con el sustento económico para sobrellevar las soledades y las marcas dejadas por el pasado. Es un filme que tampoco aspira al triunfalismo, al sí se puede, no recurre a las estragegias empleadas por cineasta como Gabriele Muccino en cintas como En Busca de la Felicidad. Todos sabemos antes de ver el filme que el éxito llega, que Chanel pasó a la historia como una de las más grandes de la moda pero para Fontaine esto no implica que la sonrisa se apodere del rostro y sea capaz de borrar el pasado. Al contrario, el éxito se vuelve más como una cachetada al mundo que un disfrute personal.
Visualmente la directora logra una gran ambientación y sobre todo, como era de esperarse, es en los vestuarios donde se acentúa su preocupación, principalmente en esos detalles que permitan que Chanel hable sobre lo que piensa, qué significan las plumas en los sombreros, el exceso de joyas, todo aquello que gracias a personas como ella ya no consideramos elegante.
En la parte actoral quizás para muchos Tautou no va a dejar de ser la actriz de Amélie y se extrañe esa frescura con la que se apoderó de la pantalla en esta cinta del año 2001 que la lanzó a la fama, pero aquí logra representar a un personaje más seco, al cual es difícil ingresar, contenido, que debe expresar más con la mirada y adoptar una actitud masculina para apoderarse del mundo. Tautou logra convencernos, se la ve físicamente preparada para el personaje, quizás con unos kilos menos, además de que es una actriz que sabe mantener a flote películas en donde sólo ella debe hacerse cargo de todo y lidiar con la responsabilidad del éxito o fracaso de la creación del personaje.
Si hay fallas en Coco... es que por momentos la fuerza narrativa que arrastra desde el comienzo cae un poco hacia el desarrollo, tal vez el ser sólo un pequeño retrato de la vida de Chanel nos obliga a concentrarnos en las historias de amor y en su relación con los hombres. Quizás más extractos de su infancia, de su lucha personal e interna hubieran agregado una mejor panorámica al sufrimiento de Chanel. Intensidad es la palabra de la que carece este filme, sin embargo tampoco se espera que sea la cinta del año, es sólo una fotografía bien narrada y que a pesar de ser simple no decepciona.
Es un lenguaje a través de un botón, de un cuello, del escote de una espalda que se atreve a ser atrevido pero acompañado de la elegancia del negro. Color que Chanel decía reafirmaba los ojos. Fontaine nos lleva una vida que ayuda a quitarle el lado superficial a la moda que nunca ha tenido sin embargo goza de ese mal prestigio. La ropa es un discurso, un reflejo de lo que pensamos, de lo que somos, de lo que se nos permite o se nos obliga a ser y Chanel lo sabía, por eso deseaba más que el éxito la libertad, demostrarle a los demás que podía triunfar a pesar de estar destinada a vestirse de tragedia.


CALIFICACIÓN: BUENA

viernes, 9 de octubre de 2009

El camino hacia la virtualidad

Después de seis años sin dirigir en la pantalla grande (quizás por el fracaso que significó Terminator 3) Jonathan Mostow regresa con Identidad Sustituta (Surrogates 2009) y a pesar de que no logra una joya maestra de la ciencia ficción, es indudable que da un paso adelante en su carrera.
La trama se desarrolla en un futuro cercano en donde los seres humanos ya no desarrollan sus funciones por sí mismos, sino que utilizan un robot sustituto hecho a sus gustos para que trabaje, se comunique y desempeñe todas las funciones cotidianas e incluso relaciones personales. Mientras tanto, el dueño de ese sustituto lo maneja a distancia desde un sistema computarizado. Más que una Matrix en donde todo se desarrollaba en el mundo de las computadoras, aquí los humanos viven a control remoto. Todo es perfecto, es un mundo idealizado donde todos son bellos hasta que sucede un asesinato. Un robot es destruido sólo que el arma capaz de matarlo también acaba con la vida del hombre que lo maneja, aquí entran a escena los detectives Tom (Bruce Willis) Greer y Peters (Radha Mitchell).
El filme no pierde tiempo y con pocos minutos ya estamos inmersos en esta nueva realidad humana y el misterio a resolver, es un acierto ya que logra atrapar al espectador desde el inicio y en este caso no se ve apurada sino directa. Es un filme muy rico en la parte visual sin llegar a grandes logros en efectos especiales, la estética del mundo bello, los rostros de los sustitutos, la tecnología empleada para manejarlos, describe a la perfección los deseos humanos de ser ese otro que soñamos.
Más que en el desarrollo de la trama o como obra en general, Identidad... es valiosa por los temas que trata, que si bien no son del todo originales, sí tienen una visión más actual y sobre todo posible, cercana, lo cual la acercan a una credibilidad que el espectador puede comprar y no tiene que concederle mucho terreno a la fantasía, debido a que de alguna u otra forma ya vivimos una especia de virtualidad, ya somos otros, podemos tener otro nombre en una red social y poner una foto de alguien más; al mismo tiempo de estar comiendo en el trabajo estamos platicando con un amigo de otro continente, cada vez somos más absorbidos por estas redes de computadoras en vez de simplemente platicar, las charlas en los cafés no son tan populares como el twitter (el sumum de la dependencia a estas redes), la comodidad de la silla, la seguridad de la virualidad que nos hace menos vulnerables al roce social, al posible secuestro, a esos estornudos que acarrean virus, todo eso nos apega a la máquina, que nos cobija de nuestras inseguridades y de nuestros miedos. De una u otra manera todo esto se plantea en el filme, tener a alguien más que corra riesgos mientras vivimos en la comodidad de un cuarto.
La persecución del cuerpo perfecto va de la mano, cada quien puede tener el sustituto a su medida, pintar el cabello del color exacto, las mujeres tener las curvas soñadas, hombres con abdominales perfectos y sobre todo un rostro de juventud eterna, sin esas horribles arrugas que marcan los años, otra de las obsesiones de nuestra época, por eso el filme es próximo y el espectador lo adopta, más allá de sus logros artísticos.
El otto tema interesante que se aborda es que no todos tienen un sustituo, hay humanos que por ideología o por simple incapacidad de acceder a este beneficio, se vuelven seres relegados, subersivos, ajenos al sistema que ha implantado como norma vivir con un sustituto. Se crea una lucha entre los humanos y las "máquinas", los nostálgicos son los marginales.
La trama se desarrolla de una manera aceptable y además de servir para cuestionar esta nueva forma la existencia, también se va generando un interés en el espectador a pesar de que no hay grandes sorpresas.
Las fallas aparecen porque más que realmente dedicarse a un ejercicio en el que se profundize en los temas anteriores, Mostow agrega la acción que tanto le atrae. Bruce Willis tiene que ser Bruce Willis. Identidad... se aleja de la elegancia u oscuridad de cintas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y prioriza más el aspecto del héroe y explosiones, acercándose más a películas como Yo Robot (Alex Proyas, 2004) o La Isla (Michael Bay, 2005) aunque no tan fallida como esta última. El filme de Mostow transcurre con temas inteligentes y un guión entretenido pero le faltaron menos lugares comunes para concretarse como una obra a recordar.
Por el lado actoral ,Bruce Willis es muy difícil de juzgar, sigo sin poder emitir un juicio sobre su capacidad histriónica, en ocasiones demuestra que tiene el talento para interpretar diversos roles y generar matices en sus personajes, pero hay ocasiones en que confirma que sólo es un tipo rudo. Aquí su actuación se balancea entre sus posibilidades y sus desatinos al dar vida a un detective adaptado a la nueva vida de los humanos pero que añora el pasado, etraña a su hijo que falleció y desea volver a ver a esa esposa con imperfecciones en el rostro pero es la que ama y no esa belleza falsa a la que saluda todos los días. Por momentos Willis agrega sensibilidad, pero por instantes su cara de chico malo lo hacen risible, quizás por eso funciona cuando se burla de su propia imagen.
Como conclusión, podemos decir que Identidad Sustituta es un buen ejercicio para señalar hacia dónde podría devenir todo este mundo virtual que nos consume, y nos aleja de la vida. Representa también un paso adelante para Mostow, que con este trabajo borra la mala imagen de Terminator 3. Se habla que su próximo proyecto es una nueva versión de La Familia Robinson. Por lo pronto, es tiempo de poner el punto final y escapar de este mundo virtual, mejor hablemos de cine en un café.
CALIFICACIÓN: BUENA.

jueves, 8 de octubre de 2009

Estancados en Siberia

Brad Anderson, quien con El Maquinista (2004) se mostraba como uno de los directores norteamericanos más prometedores, realizó una apuesta al aventurarse a un cine más comercial pero al que mismo tiempo conservara esa esencia oscura de su filme anterior. Sin embargo, todo lo conseguido por el realizador hace cinco años, se perdió en una mala jugada, ya que El Expreso De Medianoche (Transsiberian) es una caída dolorosa en su carrera.
La historia nos narra el viaje que realiza una pareja estadounidense en el tren Transiberiano, que viaja desde China hasta Rusia por toda la Siberia. Roy (Woody Harrelson) y Jessie (Emily Mortimer) aparentemente viven un presente feliz. Él es fanático de los trenes por eso optan por esta opción en vez de la comodidad de los aviones. Dentro de los vagones entablarán una amistad con la pareja formada por Abby (Kate Mara) y Carlos (Eduardo Noriega), quienes no son lo que aparentan y es ahí donde comienzan los problemas, las intrigas y la avalancha de nieve. A todo esto, se suma el personaje del detective Grinko (Ben Kingsley) quien investiga el asesinato de un traficante de drogas.
El comienzo de la cinta y la forma de involucrar al espectador quizás sea el mayor acierto de Anderson. El ritmo de los primeros minutos es interesante ya que la cinta nos sitúa pronto en el centro de los hechos sin ser apresurada, se logra generar un interés en los personajes y en cada instante se aguarda por el catalizador que lleve todo hacia la tragedia. Esa tensión y oscuridad que el director pretende en sus personajes se evidencia y hacen saber que algo se esconde entre toda esa alegría.
Aunado a esto, conforme los minutos avanzan se agradece que el guión sea sopresivo y tenga un par de escenas memorables. La mayoría de los personajes están bien construidos y muestran varios matices, á excepción de Roy, quien es el más detestable de la cinta debido a su falta de complejidad. Más allá del buen inicio y de diversas sorpresas en un guión, que tiene que serlo para no morir a la media hora, esta nuevo trabajo de Anderson no muestra muchas más cualidades. Quizás la parte visual sea otro punto a favor, ya que es diíficil filmar bajo estos escenarios naturales tan complicados y es interesante ver cintas de suspenso que se atrevan a salir de la comodidad. La sensación de viaje y estar en un medio desconocido agrega un toque de fragilidad a los personajes, los cuales s sienten vulnerables en cualquier momento.
Entrando en las fallas, lo peor de El Expreso... es que se derrite, la nieve sirve para muchas analogías y en este caso queda perfecta. Sobre la parte final se cae a pedazos, se vuelve inconsistente y algo que podía salvarse por su inteligencia inicial se derrumba al buscar la salida fácil, la solución increíble a un filme que hubiera podido mantener su elegancia, todo se vuelve inverosímil y eso ofende a un espectador que debe creerse lo que Anderson le propone, el director apela a la complacencia y en una película de este tipo no debe presentarse este hecho porque si no cae en el error de la mayoría de los filmes de acción.
Otro punto que se diluye es la profundidad de los personajes, los cuales se vuelven planos y sólo ejecutores de acciones, sus puntos de vista de la vida se olvidan en la parte final, como si lo importante fuera sólo resolver la cuestión más allá de la personalidad de cada uno de ellos. Todo sucede muy rápido y lo que se planteaba como un misterio que iba a saborearse poco a poco se nos presenta a pasos apresurados para resolvernos todo lo que ocurre y sólo ser partícipes de lo evidente.
En cuestión ideólogica para muchas mujeres el filme puede ser machista, quizás sea una forma de verlo o Anderson sólo quiso ser original. Lo que sí, y ahí no hay espacio para polémicas, El Expreso... es racista, ubicando a los chicos malos con nacionalidades ajenas a la estadounidense, además de ser confusa ya que no se establece en un punto concreto, su visión sobre el capitalismo puede ser crítica, pero luego hay frases de desprecio ante los rusos, ante China, problemas en los que incluso ni siquiera tenía que haberse inmiscuido el director, la cinta hubiera sonado menos artificial con diálogos sólo encaminados a la trama y alejados de cualquier discurso que no vale la pena incluir si éste ni siquiera tiene una postura.
En la parte actoral la película decepciona. Cuando en el reparto se presentan los nombres de Harrelson, Kingsley y Noriega uno espera duelos actorales, los cuales nunca se presentan. El personaje del primero es plano, un típico norteamericano bien portado, noño y que no tiene lados oscuros, para colmo Harrelson lo hace aún más exagerado y vemos casi a un tonto en pantalla. Lejos han quedado los días de ese actor que impactó en Asesinos Por Naturaleza (1994) o La Gente Contra Larry Flint (1996), realmente ver a Woody causa tristeza. En lo referente a Kingsley es obvio que es garantía en lo que hace, pero tiene pocos minutos en pantalla y no es un personaje que le permita lucir sus condiciones, desaprovechado totalmente. Noriega luce pero es víctima del estereotipo que se le impone a los actores latinos, tiene que ser el típico español cachondo que conquista a todas la mujeres, su galanura le ayuda a desarrollar el personaje además de que se nota su capacidad de agregar frescura pero no es el mismo de Abre Los Ojos o Tesis en donde no era víctima de su nacionalidad, también le faltó protagonismo. Quizás por ser el personaje con más claroscuros y mejor desarrollado, Mortimer, se termina apoderando del filme, también le ayuda que la trama gira en torno a ella y es el hilo conductor. La británica tiene una larga trayectoria en películas como Match Point pero en pocas ocasiones había tenido un rol principal.
Brad Anderson debe olvidarse de estos filmes comerciales y dedicarse a lo que demostró sabe hacer: ahondar en la mente del ser humano, ser innovador, presentar propuestas radicales y entregarse a su arte más que al éxito económico el cual tampoco está garantizado. Esperemos que el director regrese a su camino y pueda salir de esa nieve en la que se ha hundido antes de que se muera de frío, congelado en la búsqueda de la taquilla.


CALIFICACIÓN: MALA.



domingo, 4 de octubre de 2009

Los demonios del pasado

Dentro del Tour de Cine Francés de este año, se presentó una cinta que demuestra el interés del cine galo en el desarrollo de películas de suspenso interesantes, inteligentes y que puedan mantener al espectador al filo de la butaca. El director Alfred Lot hizo su debut con El Cuarto De Los Muertos (La Chambre Des Morts), y a pesar de que hay ciertas fallas que la alejan de ser una gran obra, sí se convierte en una cinta memorable.
La trama une de manera perfecta a los personajes desde el principio. En Lyon, un secuestrador está a punto de matar a una niña, al mismo tiempo dos hombres manejan en un carro a toda velocidad tras haber cometido un acto vandálico en la empresa que los despidió, sin embargo, en su camino se les cruza un hombre al cual atropellan y que lleva un maletín lleno de dinero el cual deciden mantener en su poder ante la crisis económica que viven, el secuestrador ve todo desde su ventana, a partir de ahí, la joven detective Lucie Hennebelle (Mélanie Laurent) será la encargada de resolver el misterio tras las muertes del hombre atropellado y de la niña secuestrada.
Uno de los principales aciertos de la cinta es que logra mantener al espectador emocionado y en la búsqueda del culpable, lo vuelve un detective más y hace que con los pequeños guiños que nos presenta ayuden a descubrir poco a poco el misterio.
Los diversos personajes que se nos muestran en El Cuarto... están bien desarrollados y con varios matices, no hay malos ni buenos en un sólo plano. El personaje de Lucie es una detective fuera de lo común, ya que es una madre de gemelas, joven y que gana protagonismo minuto a minuto, se va haciendo fuerte y refleja la fuerza femenina de la cinta. Es un filme en donde mujeres afectadas en su pasado buscan de diversas maneras hacer cenizas los demonios que las atormentaron de pequeñas.
Otro punto a destacar es que Lot sabe que a pesar de los toques únicos con los que maneja el guión y su particular ojo, está consciente que no ha creado un filme cien por ciento original y aprovecha para hacer un homenaje a El Silencio De Los Inocentes, tanto a la obra escrita de Thomas Harris como al filme de Jonathan Demme, de hecho diversas secuencias son ejecutadas de una manera muy similar.
Otro punto importante es que a pesar de que está construida para buscar el entretenimiento de la audiencia y llevarla de la mano por los caminos del suspenso, trata de poner mayor énfasis en los problemas femeninos que en la búsqueda de la gran sopresa o del final impactante, se preocupa más por ser una obra redonda y no perder la elegancia. El destino es otro tema abordado, la cinta arranca de esa manera y los involucrados en el hecho ven una forma de cambiar su suerte, incluso la situación de pobreza y de estar perdidos en una Francia con pocas oportunidades nos muestra a personajes dispuestos a llegar al límite para salir del agujero en el que se encuentran.
Por otra parte, el perfil del secuestrador se delinea de forma correcta, ya que no se trata sólo de un demente o alguien malo por naturaleza, en su modus operandi hay todo un perfil de alguien afectado por su pasado y obsesionado por la búsqueda de la belleza, por lograr que la vida permanezca, por detener lo efímero, congelar la infancia en un instante, quizás dejar grabada en una niña la sonrisa para que la vida no se la quite. El Cuarto... funciona de manera poética y adquiere cierta profundidad cuando se aleja de los momentos típicos como persecuciones o el investigador solucionándolo todo con horas de trabajo y un gran cerebro que le permite conectar todos los detalles.
Quizás ese el mayor error de la cinta, resolverlo todo de manera muy rápida y acomodarlo casi de forma obligada hacia el final que se pretende. Considero que rumbo a los últimos minutos se pierde la naturalidad que se presentaba desde su escena inicial y todo trata de embonarse de una manera muy súbita. No hay espacio para un final más climático, el desenlace es anunciado y decepciona no tanto por lo que ocurre en la trama, más bien por la manera de ser presentado.
En la parte actoral no hay grandes despliegues que merezcan una mención aparte, el peso de la cinta se basa en la juventud de Laurent para hacer creíble a un personaje femenino que busca la verdad y está dispuesta a todo por descubrirlo todo, la actriz mantenie el nivel de fragilidad necesario para no crearla capaz de lograr cualquier objetivo.
Un aspecto que destaca es la parte visual, hay escenas impactantes, sobre todo aquellas que se relacionan con el disecado de animales, así como secuencias y encuadres que ayudan al manejo de suspenso de una manera muy acertada. La cámara de Lot es elegante acompañada de una fotografía que apoya el discurso de la intriga, oscuridad, luces tenues y un mundo oscuro en el cual se esconden los pecados de otros días.
Más allá de que no escapa a algunos lugares comunes, El Cuarto... se sabe un homenaje al cine de suspenso norteamericano, es consciente de lo que es y logra su mayor objetivo: tener en la palma de la mano al espectador. Más allá de que se cae sobre la parte final y de que los secretos no son tan difíciles de deducir, el secreto es que el ritmo narrativo es imponente y eso hace fuerte a este filme. Lot entrega así un buen primer trabajo que le servirá en su carrera como un punto de partida sólido el cual lo puede llevar a hacerse cargo de proyectos más ambiciosos.
Mujeres atormentadas por su pasado y la diversas formas de enfrentarlo es una manera de resumir este filme, el cual tiene su mayor virtud en no perder la elegancia, mantenerse como una coherente película de suspenso y que al no buscar la originalidad y concentrarse en seguir un ejemplo obtiene buenos resultados, aunque quizás éstos hubieran sido superlativos con mayor cantidad de reisgos y con la capacidad de mantener el aliento y la misma fuerza hasta el final, llegar a ese cuarto en donde el espectador se queda atónito y le dan ganas de aplaudir, por ahora Lot sólo se gana un reconocimiento silencioso y la esperanza de que un futuro se habrá atrevido a despojarse de sus demonios fílmicos para ser él mismo.


CALIFICACIÓN: BUENA.


jueves, 1 de octubre de 2009

Como una cebolla

El experimentado director Claude Chabrol, se hace presente en el Tour de Cine Francés de este año con dos filmes, Una Chica Para Dos (La Fille Coupée En Deux) y El Inspector Bellamy, hoy hablaremos de la primera y que el realizador estrenó hace dos años.
La trama aparenta sencillez, Gabrielle una joven hermosa (Ludivine Sagnier) es sólo una cara bonita que se encarga de dar el pronóstico del tiempo en una televisora de Lyon, por este medio conocerá al emitaño escritor Charles Saint-Denis, (François Berléand), un hombre de más de cincuenta años, quien goza de una gran fama, además de ser un seductor y sucumbir ante la belleza femenina. Sin embargo, en medio de ambos se interpondrá Paul (Benoît Magimel), un joven millonario y caprichoso que odia al escritor y que también queda impactado con la hermosa Gabrielle al conocerla en una librería.
El filme tiene varias capas y ese es su mayor acierto, lo que al parecer es sólo un filme en donde queda de manifiesta un triángulo amoroso sirve para sacar a la luz varios sentimientos del ser humano los cuales distan de ser puros o carentes de malicia.
Es un filme muy femenino, en donde las mujeres son parte de los caprichos de los hombres las cuales las perciben como un objeto manipulable. El personaje de Gabrielle representa esa inocencia inherente a su juventud, posee una gran belleza de la que parece no darse cuenta, es víctima al cree en el amor y su condición social también la define. Es el único personaje protagónico que no forma parte de la aristrocacia francesa, Paul es un millonario que vive de la herencia y lo que le dejó su padre, Charles debido al éxito de sus libros se encuentra en una posición cómoda y que también le permite sólo dedicarse a la literatura y a satisfacer sus placeres. Gabrielle nunca rompe esa inocencia, se entrega sin más, es un personaje casi puro que no busca algo más allá de sus acciones.
En cambio, los personajes masculinos se relacionan con Gabrielle alejados de cualquier utopía del amor eterno, de la pasión entregada. Desde el principio Charles deja claro que él será quien marque los ritmos, dice amar a la chica pero la usa más como un trofeo, la endulza con palabras que distan de los hechos y no desiste a su matrimonio el cual se presenta como sólido más allá de las infidelidades que están sobre la mesa.
Paul tampoco ama, se encapricha por tener, poseer todo lo que le gusta y más si se lo puede quitar a alguien que odia. Esta rabia surge porque el escritor conoce su pasado, sin embargo el filme deja claro que ningún hombre puede juzgar al otro.
Gabrielle se mueve casi sin voluntad, busca complacer y dejarse llevar más por el corazón, lo cual la hace frágil ante seres tan cerebrales, un hombre que necesita un juguete y un joven que sólo busca poseer para lastimar.
Si se sigue adentrando en la cebolla, la cinta no sólo indaga en los sentimientos relacionados al amor, es una crítica a la aristrocacia francesa, a los caritativos que buscan quedar bien en sus círculos pero no son capaces de darle nada a quien tienen cerca, familias adineradas llenas de secretos que ensuciarian cualquier pared.
Más hacia el corazón de la cebolla, Una Chica... también golpea al esnobismo, a la literatura, a hombres sabios pero carentes de sensibilidad, fríos y mentirosos. No hay nunca en esta cinta un amor idealizado, por más que Gabrielle crea que algo le conviene el espectador sabe que en cada hombre que aparece hay algo oculto, cada uno huele un poco mal, por momentos ni siquiera Gabrielle queda inmune. El filme está muy bien dirigido por Chabrol, maneja bien los ritmos y hay verdadera empatía con los personajes; más allá de en ocasiones parece que no pasa mucho siempre hay una sensación de una pesadez latente, la tragedia anunciada y que sólo espera el momento justo para atacar.
Más allá de que el desarrollo de los personajes es muy bueno, hay detalles en ellos que por los vuelven clichés y es donde pierden su fuerza, esto le pasa sobre todo a Paul, la interpretación de Magimel no es del convincente, su estereotipo de rico caprichoso está caricaturizado y es en ese punto donde Una Chica... resulta molesta, de ahí en más Sagnier y Berléand logran buenas actuaciones y la primera agrega varios matices que hacen que la hacen irresistible.
Otro error es que la última escena del filme muestra lo que faltó durante los minutos anteriores. La belleza del final es muy eleveda a comparación de la carencia de poesía que se presentó en los 110 minutos anteriores, más detalles como el del desenlace (el cual no voy a contar) hubieran hecho de esta cinta una experiencia más rica en el aspecto visual. Como último detalle negativo, me parece que hay escenas sobrantes y que el filme se alarga, en ocasiones es necesario dejar ir al espectador minutos antes y ansioso de más.
Una Chica Para Dos es una excelente radiografía de cómo cada individuo tiene una forma distinta de acercarse a la pasión y de comprometerse ante el amor; es también un mapeo de las clases altas y la hipocresía que las caracteriza, es una forma de no idealizar a la literatura ya que los escritores no son sólo personajes románticos y taciturnos, éstos también son oscuros y no se escapan del vacío.
Sí, de primera impresión esta cinta parece simple y plana, pero al siguiente día nos daremos cuenta que comimos una cebolla que tarda en digerirse.
CALIFICACIÓN: BUENA.