martes, 31 de marzo de 2009

Nostalgia por lo clásico

Tras El Sustituto, un filme con el que Clint Eastwood había dado un gran tropezón, el director nos presenta ahora Gran Torino, una cinta que lo confirma como un excelente creador de filmes que logran atrapar al espectador con personajes inolvidables y bien diseñados, característica esencial de Eastwood.
La trama se centra en el personaje de Walt Kowalski, un estadounidense de origen polaco que peleó para los Estados Unidos en su juventud en la guerra entre las Coreas y tiene que convivir con los fantasmas del pasado. La cinta arranca en el momento en el que Walt se queda viudo, por lo que tendrá que aprender a convivir con la soledad y adaptarse a esa vida en su barrio que hace mucho tiempo que ya no le pertenece sólo a los ciudadanos estadounidenses.
El filme tiene muchos aciertos en su guión al plantear varios temas y profundizar en todos ellos. Para comenzar la cinta nos habla de la vida y la muerte, las certezas y dudas que hay a pesar de la experiencia acumulada. El personaje de Kowalski también confronta constantemente a la Iglesia, es un tipoalejado de los templos, de los sacerdotes, de esos señores con sotana que buscan arrancarle una confesión y que logre arrepentirse por todos sus pecados.
Kowalski es un hombre que se protege tras su cara ruda, su coraza le funciona para alejarse del mundo moderno, de esos hijos que quiere pero que no tienen nada que ver con él, que se han adaptado a la globalización, al mundo de los autos japoneses, que han perdido su personalidad con tal de permanecer en su puesto de trabajo y se han vuelto insensibles con tal de adquirir más riqueza o sacar algún provecho de su padre.
El filme simboliza el aferrarse a lo antiguo, a lo clásico, a esas costumbres aprendidas por Kowalski de pequeño y que representan todos los valores norteamericanos que en su juventud estaba alejada de tantas influencias latinas u orientales, el personaje principal se pregunta si valió la pena luchar contra los asiáticos si al final su barrio sería copado por habitantes pertenecientes a otras razas.
El filme puede parecer racista, hay varios insultos hacia los chinos y latinos por parte del personaje de Kowalski, sin embargo su viaje emocional es tratar de abrirse a esas nuevas culturas que ahora se han depositado como sus nuevos vecinos, tratar de encontrar en su vejez un lugar para la aceptación, para entender al otro, a ese extraño tan diferente pero que al final de cuentas padece las mismas dudas y problemas existenciales que acosan a la raza humana. El personaje de Eastwood aprenderá al no generalizar, a distinguir que el bien o el mal no es cuestión de razas sino de individuos.
Eastwood tomó una gran decisión al encargarse él mismo del protagónico, quizás no haya en el cine alguien que represente con mayor eficiacia a la cultura noretamericana que Clint, por eso este personaje parece confeccionado a su medida, quizás bajo sus mismas ideologías, un hombre rudo, un personaje cerrado a los demás, un héroe falso que sabe defenderse pero a la vez vive atormentado por las crueldades realizadas en otros tiempos, un tipo que tratará en su vejez de dar una última mano, de adaptarse con resignación a un mundo cambiante que no respeta aquellos patrones que la gente mayor pensaba inmutables.
La actuación de Eastwood es genial, su interpretación pasa por muchos matices, se lo ve sarcástico, rudo, meláncolico, tierno, enfermo, en su mirada se conserva la potencia de un hombre fuerte aunque su cuerpo ya no le permita en ocasiones seguir adelante. Si se equivocó rotundamente a elegir a Angelina Jolie para el rol principal en El Sustituto, el director sabía que no había nadie más que él para el protagónico de Gran Torino, su fuerza actoral hace al personaje totalmente creíble, fresco, como cualquier vecino chapado a la antigua.
Visualmente la película no se preocupa por ser espectacular, la cámara simplemente recorre los diferentes aspectos del barrio, no hay grandes escenas de acción ni se trata de convertir a Kowalski en un héroe. Los planos sirven para mostrarnos poco a poco el enlace entre el personaje de Eastwood y la familia de chinos que vive a su lado, específicamente pertenencientes al grupo étnico Hmong que se ubican en el sureste de China, y debido a problemas políticos han emigrado a países como Vietnam, Laos o Tailandia.
La principal relación que se establece en el filme es entre Walt y Thao, un adolescente vecino de Kowalski, el chico obligado por una pandilla intenta robar el Gran Torino, un coche antiguo perteneciente al personaje de Eastwood. Este hecho comenzará a unir la vida de ambos, el muchacho funcionará como ese enlance entre Walt y el mundo exterior, a pesar de empezar con el pie izquierdo, una relación de amistad comenzará entre ambos.
A pesar de que el filme puede ser catalogado de racista por diálogos y actitudes del personaje principal hacia la cultura asiática, no hace más que presentar una realidad. La cinta no puede ser criticada en este punto ya que presenta la visión de ese norteamericano que se siente invadido por asiáticos, latinos, que percibe cómo sus espacios se ven reducidos por estas culturas que buscan en Estados Unidos alguna esperanza. El filme es crudo, real, pero se protege de ser tachada de racista al entregarnos a un personaje bien delineado al que se puede entender a pesar de no estar de acuerdo con su rechazo a los extranjeros.
El filme es un símbolo de lo perdido, de la nostalgia por lo clásico como el vehículo Gran Torino que se quedó en el pasado, la cinta muestra las consecuencias que ha generado la globalización y cómo los países que se han vuelto potencias económicas de alguna forma pagan su imperialismo al tener que recibir a todos esas culturas que han pisoteado.
En la vejez aún hay tiempo para derribar prejuicios, para animarse a probar nuevas comidas, sonreír con alguien a quien despreciamos en un principio, tratar de aprender de las diferencias a pesar de estar anclado a todo aquello del pasado que nos sabe mejor, es lo que puede rescatarse de este filme que nos hace entender que no hay peor demonio que esa soledad que no es buscada.
De esta manera Eastwood nos demuestra que a pesar de sus setenta y ocho años sigue estando en forma actoral, en lo que quizás haya sido su despedida frente a la cámara, la última escena de este filme puede ser una confirmación de lo anterior, sin embargo como director sigue produciendo, ya estamos a la espera de The Human Factor, un filme que retratará un periodo de la vida de Nelson Mandela, con Morgan Freeman (gran amigo de Clint) en el rol protagónico, Eastwood produce a pasos veloces para ganarle la carrera al tiempo.
La nostalgia por el pasado abrazó a Eastwood, y en su vejez nos entregó una historia que podría definirlo, que nos hace pensar que aún siente nostalgia por los héroes, por un puñado de dólares, por ser el bueno, el malo o el feo, por esos Gran Torino que ya nadie fabrica, la vejez ha hecho que Clint prefiera mirar hacia atrás, ya que el futuro muestra una cara que nadie quiere conocer.



CALIFICACIÓN: MUY BUENA.





lunes, 30 de marzo de 2009

Una muerte sin gracia

No siempre las películas que buscan las lágrimas del espectador lo logran, y Una Muerte Inesperada (Grace is Gone), debut cinematográfico como director de James C. Strouse , no termina por convencer al ser una historia plana, aburrida y poco comprometida.
La trama narra la vida de Stanley Philipps un vendedor expulsado del ejército por problemas visuales quien está a cargo de sus dos hijas, debido a que su esposa Grace (también miembro del ejército) se encuentra peleando por los Estados Unidos en la guerra de Iraq, desde el título se nos adelanta la muerte del amor de Stanley, por lo que la película se enfoca a un viaje en el que el padre tratará de reunir fuerzas para decirle a sus hijas que su madre ha muerto.
El problema con esta cinta es que la fuerza del guión es muy débil como para sostenerla por varios minutos, hay escasez de hechos, todo se basa en una situación para ver de qué manera una familia es afectada por la muerte de un ser querido y aprender a aceptar la ausencia, conocerse como familia.
El guión nunca se compromete a meterse de lleno en los temas políticos, en si es correcto o no perder a un familiar por pelear una guerra, la cinta es temerosa y no toma una postura, este debate de haber sido mayor explotado le hubiera dado al filme más fuerza y una carga ideológica que la hubiera hecho menos olvidable, el personaje de Stanley al haber pertenecido al ejército se prestaba para hacerlo entrar en conflicto sobre este tema, sin embargo el guión optó por otros rumbos en donde no se encontraba la sustancia más poderosa.
Al poseer un formato de road movie la cinta requería que el paisaje y los entornos se lucieran más y estos espacios geográficos fueran influenciando a los personajes, sin embargo la mayor parte de la cinta transcurre en una camioneta, vehículos o centros comerciales, lo que hacen poco atractiva visualmente.
A nivel actoral John Cusack carga con todo el peso del filme, apoyado por Shélan O'Keefe y Gracie Bednarczyk, quienes interpretan a Heidi y Dawn las dos hijas de Stanley. Cusack se salva de que su actuación se califique de mala, sin embargo continúa sin convencer, parece que nunca alacanzará el nivel de los mejores actores de su generación, este filme podría haber incrementado en calidad sin un intérprete con mayor dominio de su profesión, de la emociones y que luciera más natural se hubeira encargado de dar vida a Stanley. Las dos actrices jóvenes no lo hacen mal, sin embargo a la película no le alcanza con este trío.
No hay mucho que rescatar del filme, es simplemente un viaje en donde se busca aceptar a la muerte, mostrarnos cómo Stanley tiene que luchar contra la ausencia de Grace, cómo un padre tiene que ocupar los dos roles cuando él hubiera querido ser el que estuviera peleando y no su esposa, aunque el filme tampoco profundiza en este tema de roles cambiados.
El hecho de que la cinta se sustente sólo en torno a tres personajes tampoco le ayuda, es un guión muy débil que no se dio cuenta que potencialmente la cinta se hubiera podido convertir en una crítica dura a esas guerras sin sentido que destruyen miles de familias, el filme se hubiera podido alzar como una voz más poderosa, sin embargo es un susurro débil que trata de mostrar la fragilidad de un padre pero no se sostiene al estar apoyado en los hombros de un actor que conmueve muy poco.
Finalmente, la película se diluye buscando nuestras lágrimas, trata de que podamos sentir el frío de la muerte, un padre confundido, lo difícil que es pronunciar que alguien se ha muerto, sin embargo, repito, la película no se compromete, se mantiene en la tibieza por lo que está muy lejos de ser desgarradora, un filme al que realmente se le perdió la gracia.
CALIFICACIÓN: MALA.

lunes, 23 de marzo de 2009

Una joya desde el ring

Darren Aronofsky (Pi, Requiem Por un Sueño, La Fuente de la Vida) vuelve a demostrarnos que es un excelente director, uno de esos genios que con cada película logra sorprendernos y emocionarnos, con cada obra logra superarse y conmover de diferentes maneras al espectador, apelando en ocasiones al intelecto y en otras al corazón.
El Luchador ( The Wrestler), la obra que nos presenta este año, es hasta el momento su filme más emotivo , más simple, sin embargo en esta sencillez el director encuentra su golpe más certero hasta el momento.
La trama narra la vida del profesional de la lucha libre Randy "The Ram" Robinson, quien tras ser una figura en la época de los ochentas, veinte años después se encuentra en la pobreza, peleando en escenarios pequeños y apenas consiguiendo dinero para sobrevivir, todo esto aunado a los problemas de salud que sufre debido a su vida de excesos tanto adentro como fuera del ring.
El director nos acerca a de "The Ram" como si estuviéramos viendo un documental que nos permite adentrarnos a todos sus hábitos, al vestidor de la lucha libre en donde los encargados del espectáculo se encargan de preparar el show, ese lugar en donde se ponen de acuerdo para los golpes falsos y el manejo de la pelea, de cómo todo se prepara, sin embargo esto no evita que la sangre aparezca o que los luchadores tengan que provocarse heridas para hacer el show más espectacular.
El personaje de "The Ram" es la encarnación de la decadencia, de todo aquella gloria que se fue alguna vez, representa la falta de esperanzas en el futuro, los errores del pasado que deben de pagarse, la soledad, el tener que trabajar en supermecados para sobrevivir porque la lucha ya no deja suficiente dinero. "The Ram" es ese perdedor que no puede ser más de lo que es, un ídolo que el tiempo va desgastando, transformándolo en una imagen del pasado que es insuficente para soportar los años que quedan por vivir, un ícono con sabor a otra época.
A pesar del estilo documental, el guión da espacio para que la cámara también nos introduzca a momentos conmovedores, por ejemplo la escena en la que "The Ram" busca salvar la relación con su hija a quien abandonó de pequeña. El filme visualmente no es espectacular, sin embargo es efectivo al narrar la historia como debe ser contada, desde la perpectiva del personaje principal, la cámara cercana a él, a su rostro demacrado por el tiempo, nos acerca a sus heridas, a su espalda de luchador siempre expectante a enfrentarse a un público.
Musicalmente la película es un culto a los años ochentas y al metal de esa época, "Cobain lo arruinó todo, los noventas apestan" es una frase dicha por "The Ram" y que puede ejemplificar la nostalgia del filme por esos años de glamour, de excesos, de una juventud que en su música apelaba más al desenfreno y se apartaba del existencialismo o de la depresión que llegaría en la voz de Nirvana, Pearl Jam, entre otros.
La actuación de Mickey Rourke como "The Ram" es simplemente magnífica. Aunque prometo no volver a mencionar los errores recurrentes de la Academia, volvieron a fallar a darle a Sean Penn el Oscar este año por su labor en Milk y no entregárselo a Rourke quien logra un trabajo femonemal. Su interpretación requiere un gran despliegue físico, al mostrarnos a un ser solitario, un luchador no sólo en el ring sino de la vida, un ser atrapado en el tiempo, su rostro rudo está plagado de emociones que nos hacen entender el gran vacío de "The Ram", es una de las mejores actuaciones de todos los tiempos, ya que Rourke logra transformarse en un ser complejo, uno de esos personajes inolvidables y que marca el regreso de un gran actor. Un gran soporte para Rourke en este filme es Marisa Tomei, quien interpreta a Cassidy, una stripper quien poco a poco irá enamorandose de "The Ram", quien lá admira más allá de sus curvas, dos seres que comparten la decadencia, la nostalgia de tiempos mejores, el personaje de Tomei representa esa esperanza que puede dar el amor para continuar en la vida.
De esta manera, Aronofsky nos presenta un filme completo, sin fallas, excelente desde cada punto analizable, ejecutado a la perfección, ya que a través de un profesional de la lucha libre nos entrega el símbolo de la lucha que es la vida, de la crueldad de la vejez, de la salud frágil, un sistema que creó un mundo para los jóvenes, de esas épocas que ya nunca volverán, que sólo se quedan en la memoria, clavadas en una foto, en un póster, la gloria de la juventud desvanecida en los años. Ver El Luchador es lanzarse desde la tercera cuerda y caer ahí, en en ese suelo duro, lleno de piedras e intransitable, ese sitio de dolores que la mayoría solemos llamar vida.
CALIFICACIÓN: OBRA MAESTRA.

lunes, 16 de marzo de 2009

El poder de los bancos

El alemán Tom Tykwer ha demostrado ser uno de los mejores cineastas de la actualidad, su compromiso con la obra y con él mismo ha quedado de manifiesto en cada una de las películas que ha dirigido (El Perfume, La Princesa y El Guerrero, Corre Lola Corre), y en este 2009 nos presenta Agente Internacional (The International) una obra sin fallas, dinámica, crítica y que vuelve a demostrar la capacidad de Tykwer para manejar los ritmos de sus cintas y emocionar al espectador.
La trama se centra en un agente de la Interpol, Louis Salinger, quien se encuentra indagando la relación de un banco importante con la fabricación de armas, mientras realiza su investigación comenzarán a ocurrir muertes relacionadas con este caso para evitar que se descubran los intereses de los bancos y sus negocios ilícitos.
La película tiene grandes logros en su guión y en su trama, el primero de ellos es que es un filme valiente al apuntar su crítica contra los bancos, desnudarlos completamente, hacerlos ver como los grandes manejadores del mundo, capaces de provocar conflictos internacionales, dominar cada decisión política, controlar el sistema al hacerlos intocables; se los muestra maquiavélicos, apoyan revoluciones sin importar ideologías con tal de provocar la deuda en los países del tercer mundo, su misión es que la deuda nunca desaparezca, son dueños del dinero y gozan de un poder ilimitado. En su crítica a este sistema bancario, la película de paso también golpea todas las estructuras capitalistas de los diferentes gobiernos del planeta que han permitido que se llegue a estos abusos.
El filme también juega con la búsqueda de la justicia, el personaje de Salinger (interpretado por un estupendo Clive Owen) ansía que las instituciones bancarias sean castigadas, quiere llevar hasta el extremo su objetivo a pesar de descuidar los aspectos personales de su vida, es un agente que aún cree que puede haber lugar para la justicia en el mundo aunque todo le diga lo contrario, incluso la misma Interpol está involucrada con los bancos, los protege, por lo que deberá actuar fuera de la ley para aspirar a la justicia la cual parece ya no existir.
Como mencionaba anteriormente, la actuación de Owen es una de las mejores en su carrera, debido a que logra mostrarnos a un agente creíble, desgastado por su profesión, por los errores de su pasado, por un sistema al cual no puede vencer, un profesional absorbido por su trabajo y por la obsesión de derrotar a esos poderosos que parecen intocables, Owen nos demuestra a un tipo rudo pero al mismo tiempo vulnerable, capaz de caer en cualquier momento. La actuación de Naomi Watts como Eleanor Whitman, compañera en la investigación de Salinger, también cumple al representar ese lado más racional y no tan instintivo en búsqueda de la justicia. En lo que se refiere a los villanos, no hay clichés y todos están bien delineados, en todo momento de la película lucen creíbles y no son caricaturas que representan a la maldad o la ambición. En el aspecto visual la película también es epléndida, varias locaciones europeas como Berlín, Milán, Lyon son retratadas con lujo. La película también se transporta a Nueva York para seguir la búsqueda de un criminal. Tykwer sabe rescatar los mejores aspectos de cada ciudad y las hace mostrarse en todo su esplendor.
Las escenas de acción son muy bien manejadas por una edición que añade suspenso, además de que el filme se abstiene de representar secuencias que sean totalmente inverosímiles para el espectador y se mantiene en un tono realista, aleja a Owen del status de superhéroe y lo mantiene siempre al borde de la muerte.
El director alemán ha mostrado que sabe adaptarse al estilo visual que requiere cada una de sus películas y manejarlo a la perfección, no se ha casado con una forma de narrar sus imágenes, a pesar de que muchos se enamoraron de él por la vanguardia que representó Corre Lola Corre, conservada por algunos momentos en La Princesa y El Guerrero y que desapareció en El Perfume para ponderar que cada imagen pudiera casi olerse, efecto que logró. En su más reciente filme, sabe que las ciudades son el marco para ir desarrollando su trama, se deja abarcar por la majestuosidades de los lugares, por las escenas de acción y por la complejidad de su personaje principal. Sin embargo, un punto en común pueden tener estos filmes: Tykwer logra generar imágenes inolvidables en cada uno de ellos.
Si algún día las películas de James Bond se animaran a dar un paso más radical del que ya han dado con las últimas entregas, deberían convertirse en algo parecido a Agente Internacional, una película sin miedos, entregada a la crítica más que a prorizar secuencias de acción increíbles, un filme que denuncia, en sí, una cinta inteligente, que nos demuestra que los bancos nos tienen en su poder, dominan a los gobiernos y no se cansan de acumular riqueza, de reclamar rescates financieros que cada ciudadano terminará pagando, no hay duda que la justicia está muy lejos, poseída por las garras del dinero dictador.
CALIFICACIÓN: EXCELENTE.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Salir del clóset

Gus Van Sant, un director de amplia trayectoria, reconocido por películas como Elefante, Mente Indomable, Paranoid Park o el remake de Psicosis, presenta en su más reciente filme parte de la vida de Harvey Milk, el primer hombre abiertamente gay que fue elegido a un cargo público en los Estados Unidos.
La historia narra desde que el político decide mudarse de Nueva York a San Francisco en 1972 y toda su carrera como activista gay hasta llegar a ser supervisor en 1977, en donde promovió y logró establecer leyes que respetaran los derechos de los homosexuales.
La cinta transita por terrenos seguros, Van Sant no corre grandes riesgos en cuanto al estilo narrativo, se encarga de retratar la vida de Milk en retrospectiva, ya que el político recuerda su trayectoria frente a una grabadora debido a que sabe que su vida corre peligro y que puede ser asesinado, como ocurriría unos días después.
Leyendo la biografía de Harvey Milk, el director no hizo más que apegarse a los hechos, a los documentos tanto escritos como visuales, por momentos imágenes de archivo aparecen en la cinta para darle un toque más realista. Van Sant coloca a su cámara cerca de los rostros, una cámara en movimiento, inquieta, que está adentro de los mitines, de las marchas, se interna en la lucha de Milk y busca con esto que la ficción se evapore, que nos parezca estar observando un documental.
No hay duda que lo mejor del filme es la actuación de Sean Penn, ya que al interpretar a homosexuales se corre el riesgo de ridiculizarlos o sobreactuar, sin embargo, Penn nunca pierde la sutileza, nunca confunde la sensibilidad de su personaje con movimientos exagerados, su rostro nos revela a una persona homosexual pero al mismo tiempo a un luchador social, a alguien apasionado por lograr justicia, sin duda es una de sus mejores actuaciones. Hablando de este tema, James Franco también debe llevarse las palmas al interpretar a Scott Smith, la pareja más importante de Milk a lo largo de su vida, un hombre veinte años menor que él pero que supo acompañarlo en su camino hacia el triunfo, primero como amante y luego como amigo. La relación que se establece entre ambos es tierna, dulce y Van Sant logra reflejar el amor en pantalla, más allá del sexo de los involucrados.
Otro punto importante del filme es que sirve para mostrar a la sociedad de los años setenta en Estados Unidos, llena de personajes y políticos conservadores que veían en los homosexuales a pervertidos, a enfermos mentales que había que curar y que no tenían los mismos derechos. La película es apasionada y sensible, refleja claramente la lucha para ganar espacios por parte de los gays, la necesidad de mostrarle al mundo que la sexualidad de cada persona es libre y el amor no tiene porqué limitarse a lo que dice la Biblia.
Si el filme no alcanza a ser una gran obra es quizás porque por momentos resulta un poco lenta y repetitiva, sin embargo Van Sant logra obtener todo lo que se puede de esta biografía y emociona al mostrarnos no sólo a un luchador, sino a un personaje sensible, afecto a la ópera y que también tenía ese vicio humano de dejarse envolver por el poder, de verse absorbido por su sueño logrado, de transformarse de un simple luchador a un "homosexual con poder". Milk era simplemente una historia que tenía que contarse fielmente, un retrato de una época que nos hace cuestionarnos si realmente la aceptación para los homosexuales ha llegado cuando aún los seguimos señalando con miradas en las calles, cuando se cuestiona la sexualidad de sus artistas, cuando muchos padres siente miedo al pensar que su hijo pueda ser homosexual. Aún muchas personas tienen que esconderse porque la sociedad juzga y sigue decretando lo que está bien o mal, sociedad enferma de religión que establece juicios en base al pecado escrito en un libro viejo. Aún estamos a años luz de que el homosexualismo se llegue a ver como algo normal, aún siguen siendo insultados en nuestras sociedades machistas, falta mucho camino, muchas leyes que algún día les permitan casarse o adoptar a un niño en cualquier parte del mundo, es por eso que un filme como Milk sigue siendo actual y debe penetrar en las consciencias.
Van Sant logró llevar a buen puerto la vida de un político que se convirtió en mártir, en ícono, en un símbolo de lucha, su muerte recuerda lo cerrada que puede llegar a ser la mente del hombre, la intolerancia que nace en la imposición de lo bueno o lo malo.
Como filme el director nos deja casi un documental sobre los años del político, una película que en su simpleza logra trasnmitir el mensaje pretendido, los gays deben salir del clóset y la sociedad debe entender que el amor tiene mil caras y que un ser humano nunca se definirá por lo que haga en la cama.



CALIFICACIÓN: BUENA.

martes, 10 de marzo de 2009

Héroes y excesos

Sin duda Los Vigilantes (Watchmen), es un paso adelante en la filmografía de Zack Snyder, quien con 300 había logrado mostrar sus pretensiones estéticas y se instaló como un director innovador en el plano visual, aunque la historia de los espartanos por momentos resultó plana y con fallas.
Ahora, tomó el comic escrito por Alan Moore (mismo realizador de V de Vendetta), una historia basada principalmente es seis héroes (Silk Spectre, Dr. Manhattan, Ozymandias, Rorschach, The Comedian y Nite Owl) , diferentes al prototipo de los más populares, ya que sólo uno de ellos tiene superpoderes (Manhattan). La historia toma la muerte de The Comedian como punto de partida y Rorschach, un personaje atormentado que cubre su cara con un máscara con manchas negras que cambian constantemente de forma y cuya mentalidad oscila entre la locura y la necesidad de imponer justicia a cualquier precio, buscará que los Watchmen se reúnan para descubrir porqué alguien está matando a los enmascarados. Todo esto ocurre en los años ochentas, teniendo a la guerra fría y un posible holocausto nuclear latente debido a los conflictos entre Estados Unidos y Rusia.
Dando una revisada al comic original, el cual se puede descargar en internet, nos damos cuenta que Snyder prácticamente llevó a pantalla cuadro por cuadro los doce tomos que conforman la trama, añadiéndoles vida y parte del estilo del que ya habíamos sido testigos en 300.
El soundtrack de la película es genial y lo más destacable, cada canción es precisa y agrega gran emotividad a toda la acción de la cinta. Snyder es un gran inovador en cuanto a edición y manejo de cámaras, no hay duda que tiene un estilo propio, algunas cosas heredadas de Matrix, pero bañadas de un halo más realista, sin importar la cantidad de sangre que se salpique en la pantalla. Se agradece que la cinta sea para adultos, que no haya concesiones en ese sentido. Visualmente el filme es una joya debido a su originalidad, ya que con Snyder descubrimos a un director único, inconfundible y que sabe lo que quiere en cada secuencia.
Por otra parte, lo mejor del guión es la definición de los personajes, de cada uno conocemos su lado oscuro, su visión de la vida, muy diferente en cada personaje, cada héroe tiene su concepto de lo que es la justicia y las formas de llegar a ella. Por ejemplo, para El Comediante todo es una farsa, jugar a los héroes, a mantener un sistema podrido y contaminado, mientras que Rorschach cree fervientemente en imponer la ley, a mano dura, casi de un modo fascista. Nite Owl, es el héroe más común, ése que sólo se ha anquilosado en la burguesía, sin embargo es uno de los menos atormentados. Snyder nos presenta a cada personaje y se toma su tiempo al hacerlo con flashbacks, de esta forma nos va quedando claro poco a poco el origen de cada héroe.
Mención aparte merece el personaje del Dr. Manhattan, un héroe que rompe con ese lado terrenal de la cinta, aunque es clave en el comic, en ocasiones luce como un personaje de otra historia, al ser el único capaz de todo, al adquirir poderes casi de un dios tras sufrir un accidente en un labortorio. De esta forma se vuelve capaz de poder cambiar de forma, viajar por el universo y ver el futuro, un héroe cuya única debilidad es no entender a los humanos. En cuanto a concepción e idea Manhattan funciona, al ser una gran contradicción, un héroe poderoso pero a la vez despreocupado. sin sentimientos, a la hora de participar en la historia, el gran poder de Manhattan destroza la incertidumbre y la vulnerabilidad de Los Vigilantes. Más allá de esto, todos los personajes están bien delineados, casi todos con la misma fuerza.
Otra cuestión valiosa son ciertos diálogos o momentos poéticos dentro del filme, más allá de ser un gran show de violencia, la cinta conserva la profundidad, aunque son tantas las ideologías manifestadas que Los Vigilantes pueden ser definidos como nihilistas, fascistas anti comunistas, maquiavélicos, despreocupados y por momentos, sólo por momentos heroicos, impartidores de justicia en los que no puede confiarse. Sobre todo en el Dr.Manhattan es donde se notan más estas contradicciones, ya que por momentos uno no comprende cómo su ojo científico puede estar cargado de tanto misticismo.
La forma de narrar emociona y mantiene al espectador ansioso, la pantalla está tan llena de elementos, incluso saturada, que hay que estar bien atentos para no perder detalles, tanto visuales como en los diálogos.
Más allá de la joya en cuanto a lo visual que puede ser esta película, se detectan tres fallas que hacen que este filme no sea excelente.
El primero de ellos es que Snyder vuelve a cometer el mismo error que en 300: la redundancia. Su estilo es excelente, pero termina por cansar al ser un sistema empleado en todo el filme, algo parecido a lo que pasó sobre todo con las dos últimas entregas de Matrix. La excesiva violencia, gratuita en ocasiones, risible en otras, la misma estética en las batallas, le dan una personalidad al filme, pero también lo vuelven excesivo, Snyder ganará en experiencia y sabrá que quizás con menos conseguirá más.
El segundo error son las actuaciones, más allá del buen trabajo de Jeffrey Dean Morgan como El Comediante (sin duda el mejor personaje de la cinta), los demás actores no muestran grandes momentos interpretativos.
Finalmente, noto una resolución acelerada, quizás Snyder hubiera requerido más de una cinta para este cómic, tal vez en varias entregas se hubiera disfrutado más y con menos vértigo una película que no da respiros, un filme de excesos, tanto de imágenes como de héroes, abundancia de ideologías, una película que se asemeja a una gran fiesta, un enorme banquete lleno de platillos y mujeres preciosas, una orgía visual de la que uno puede salir recordando miles de orgasmos o grandes dolores de cabeza.
CALIFICACIÓN: BUENA.

lunes, 9 de marzo de 2009

El sustituto de Eastwood

Después de entregar joyas como Río Místico y Golpes del Destino no se puede entender que Clint Eastwood sea el director de El Sustituto (Changeling), ya que el filme parece realizado por un novato.
La película está llena de fallas en todos los aspectos que la convierten en una de las grandes decepciones del año, quizás la mayor, sobre todo al esperar tanto de un director consagrado.
La historia, ubicada en los años veintes en Estados Unidos, se centra en el personaje de Christine Collins (interpetado por Angelina Jolie), una telefonista la cual un día pierde a su hijo y tras algunos meses de búsqueda la Policía de Los Angeles aparentemente lo encuentra, sin embargo, sólo es un niño que se hace pasar por Walter, el hijo de Christine. Paralelo a estos hechos poco a poco nos vamos enterando de la existencia de un psicópata el cual roba niños para asesinarlos.
El principal error está en el casting, Eastwood sabe bastante de actuación como para pensar que Jolie podía entregarle credibilidad. Este filme requería de una actriz que supiera conmover (¿Hilary Swank quizás?), que nos compartiera su dolor de perder un hijo y así sufrir con ella, Angelina quiere lograr esto con lágrimas y gritos exagerados, con una actuación de telenovela que sólo da risa a los espectadores y no permiten involucrarse con la trama. Además, Jolie no pierde el glamour, su boca excesivamente maquillada distrae constamente, su manera de vestir, de arreglarse, nunca refleja el dolor de una madre que quizás nunca vuelva a ver a su hijo, es increíble que sea justamente dirigida por Eastwood cuando Angelina da una de sus peores actuaciones, inclusive en Tomb Raider la actriz lucía más convincente. Es increíble que haya estado nominada al Oscar por esta interpretación.
Por otro lado, el guión no aporta en mucho, el que está basado en hechos reales es lo único que lo hace creíble. La trama transcurre a pasos lentos, la historia del asesino trata de agregarle un poco de dinamismo e intriga, sin embargo todo es demasiado predecible. Ver El Sustituto es enfrentarse a un filme sin novedades, sin sorpresas, incluso se gana el adjetivo de aburrido, ya que pocas veces el espectador recibe emociones desde la pantalla.
En cuanto a estilo Eastwood tampoco aporta mucho con este filme, la cámara trasnsita por terrenos seguros a lo igual que la edición. El soundtrack del filme tampoco es memorable. Lo más logrado en el plano visual es una buena adaptación de la ciudad de Los Angeles en 1928.
Lo único rescatable de la cinta es la crítica que hace Eastwood a la Policía de Los Angeles y a su ineficacia, a la corrupción, a la falta de capacidad para reconocer los errores. Además, también ejemplifica cómo eran algunos centros psiquiátricos y la manera en la que trataban a las mujeres, en donde cualquier comportamiento rebelde era considerado locura. Lo más valioso es que es una cinta femenina, que trata de reivindicar a la mujer, de mostrar el machismo extremo de las primeras dos décadas del Siglo XX.
La historia del psicópata hubiera podido convertir a este filme en uno más oscuro, sin embargo, Eastwood no escapa a los clichés del loco que mata casi por diversión y también se vuelve risible.
Lo peor que le puede pasar a una cinta es aburrir y Eastwood lo logra, incrustando en su filme un juicio moralista y con diálogos desgastados, todo esto mientras Angelina trata de convecernos con su sufrimiento.
Es una lástima que un buen director haya dado un paso tan hondo, profundo, casi a un abismo, del cual seguramente saldrá por su calidad, por esa capacidad de contar historias crudas y emocionantes de principio a fin como las dos cintas mencionadas al principio de esta crítica. El director sólo tiene que tener más cuidado a la hora de elegir a sus actores, ya que quizás con una actriz más convincente esta cinta no se hubiera salvado del aburrimiento pero sí de la risa del espectador, quizás hubiera llegado a conmover.
Sólo queda pensar que tras la cámara el director no era Eastwood, era un sustituto, un impostor que pensó que Angelina era capaz de hacernos llorar con sus lágrimas que provocaron carcajadas.

CALIFICACIÓN: MALA.

jueves, 5 de marzo de 2009

La entrañable transparencia

Tengo que confesar que acudí con reservas a ver Che (Che: Part One), dirigida por Steven Soderbergh, quien en los últimos años había dedicado su carrera a películas como las tres entregas de La Gran Estafa y su premiada Tráfico, proyectos en donde el estilo visual, tanto en la edición como en la fotografía importaba más que una historia coherente o impactante, Soderbergh trató en estas cintas de mostrar sus habilidades como director pero los guiones de estos filmes podrían ser definidos de ridículos, lo mismo le sucedió en Erin Brockovich. Es por esta razón que cuando supe que se haría cargo de la dirección de una cinta en donde se retratara la época guerrillera de Ernesto "Che" Guevara no pude más que temblar y esperar lo peor, sin embargo ocurrió que me llevé una grata sorpresa que cambiaron mis juicios sobre el director, quien entre tantos adjetivos se gana el de valiente tras terminar de ver la primera entrega del Che.
Uno de los principales aciertos del filme es que se acerca de lleno al lado humano de Guevara, a sus comienzos como guerrillero, nos hace ver que a pesar de la violencia que puede existir en alguien que decide tomar las armas ésta puede justificarse si se pelea por una causa, si se sabe por lo que se está luchando, el lado humano y hasta tierno del Che se refleja en pantalla, el personaje se hace entrañable conforme avanza cada minuto.
La cinta también es comprometida y valiente, no hay censura en la ideología anti imperialista del Che, en sus discursos que son retratados casi como un documental, la dignidad buscada por Cuba se subraya, el personaje está delineado como un ser con ideales, no sólo como un simple guerrillero, como un héroe y el lado humano nos aleja del mito. El filme rescata varias frases contundentes de Guevara que nos hacen reflexionar sobre el capitalismo, la situación actual de crisis a la que éste sistema económico nos ha llevado en donde pocos, muy pocos, son los que han logrado acaparar las riquezas.
Otro prejuicio que tenía sobre la cinta era acerca de su reparto, Benicio Del Toro es un buen actor, sin embargo su dificultad para manejar el español podría haberle significado problemas para desarrollar el personaje (situación que se evidenció en Tráfico), sin embargo al encarnar el Che son pocos los momentos en donde puede percibirse alguna falla en el lenguaje, Del Toro aprendió a dominar tanto el acento argentino como el cubano y se preocupó más por mostrar en su rostro el lado humano del guerrillero y reflejar la potencia y fortaleza del Che, aunque no es una actuación espectacular, su aspecto físico ayudan a Benicio a realizar un trabajo sin fallas y en donde se logra olvidar al intérprete y se refleja transparente el personaje histórico. Otro actor que me causaba dudas era Demián Bichir, sobreexplotada su imagen en el cine mexicano y actuaciones poco contundentes hacen que la presencia del actor suela cansar en la pantalla, sin embargo cumple al interpretar a un Fidel Castro apasionado.
Otro acierto es que el filme también tiene momentos de acción, pero estos son realistas, sin grandes explosiones o con sonidos y ediciones trepidantes, los enfrentamientos entre el ejército cubano y la guerrilla son verosímiles, sin adornos como si estuviéramos en la selva o en las calles de Cuba.
Soderbergh logra así un filme valioso en su primera parte porque nos muestra el lado humano, entrañable y admirable de Guevara, ese rostro e ideales que le ganaron tantos seguidores, que lo hicieron un sinónimo de lucha, justicia y esperanza , una imagen que significaba la búsqueda de la dignidad que había perdido América Latina. Este filme valiente, el mejor en la carrera del director, nos muestra que este mundo necesita más personajes como El Che para recobrar la esperanza, quizás las armas sean el único medio para lograr cambios, para revolucionar, este presente exige a gritos miles de Guevaras, esos seres inolvidables, únicos, una especie casi extinta.


CALIFICACIÓN: MUY BUENA.





lunes, 2 de marzo de 2009

La elegancia de dudar

Tras casi veinte años sin colocarse en el puesto de director, cuando estuvo a cargo de Joe Contra El Volcán (primera película en donde actuaron juntos Meg Ryan y Tom Hanks), el escritor John Patrick Shanley se puso atrás de las cámaras para dirigir en 2008 La Duda (Doubt), obra que también escribió y que supo llevar con grandes aciertos a la pantalla grande.
La trama se desarrolla en los años sesenta, tras la muerte del presidente John F. Kennedy, un momento desesperanzador para los Estados Unidos. La historia nos introduce a una escuela católica en donde la hermana Aloysius Beauvier (Meryl Streep) , directora del plantel, sospecha del padre Brendan Flynn (Philip Seymour Hoffman), quien al parecer abusó del único niño afromericano de la institución. El principal acierto de la película es la elegancia con la que es manejado el tema del posible abuso sexual, el acto de instalar a la duda como principal factor hace a esta cinta un filme que sólo nos acerca como observadores, como testigos, capaces de interpretar la culpabilidad o no del padre Flynn. En el guión nunca hay momentos en donde se pretenda juzgar, la falta de certezas, de pruebas, hace que sólo ciertos guiños o actitudes nos permitan emitir un juicio que tal vez pueda ser erróneo. El no tomar una postura, el no entregarnos culpables a los que haya que juzgar, hacen que este filme se vuelva un rompecabezas con una pieza faltante que se encuentra en manos del espectador, la culpabalidad o la inocencia se interpretará dependiendo incluso de la moral de cada persona que se acerque a esta película.
Más allá de culpar, el guión nos entrega grandes diálogos en los que se pone en balanza lo correcto o incorrecto. Una escena memorable, es aquella en donde el personaje interpretado por Streep, habla con la madre del niño en cuestión. Aquí hay varias frases que quedan en la memoria, ya que la reación de la madre (interpetada por una espléndida Viola Davis) no es la que cualquiera esperaría, seguramente una escena que podrá estar entre las mejores del 2009.
A la elegancia de la trama se unen varios símbolos utilizados por Shanley, como plumas de un almohadón en el viento para representar a los rumores, las hojas del otoño que se asemejan a un mundo que está despareciendo, que todo se va, un mundo cambiante para aquellos que aman la tradición como la hermana Beauvier, en este tipo de elementos se nota su mano de escritor, el valor que le da a la poesía de las imágenes para no dejarlas atrapadas en el texto y también llevarlas a la pantalla, quizás otro director alejado de la obra hubiera obviado estos detalles que hacen de este filme un lugar lleno de imágenes refinadas.
La actuación es otro punto a destacar del filme, tanto Streep como Hoffman lucen geniales. Ella interpetando a una monja amante de las tradiciones, de la disciplina, estricta, y que un comienzo el espectador comienza a odiar por su trato a los jóvenes, sin embargo poco a poco su personaje se transforma. En busca de la verdad y sin más pruebas que su capacidad de observación y de conocer a las personas, la hermana irá hasta el final con tal de comprobar que el padre Flynn abusó del niño. El rostró de Streep, sus gestos, cada mueca, cada entonación son una clase, dan ganas de aplaudirle al final de la cinta. Por su parte, Hoffman interpeta a un sacerdote que al parecer sólo quiere ayudar, dar esperanzas a su congregación, apoyar a los jóvenes, darle amor a un niño que está en un lugar extraño. Su actuación es perfecta, ya que es capaz de convercernos de su inocencia, como al mismo tiempo dejar escapar a través de su rostro señales que nos hacen dudar, gestos que huelen a culpa. Como apoyo, Amy Adams interpretando a una monja joven y Viola Davis como madre del niño son un soporte muy fuerte del filme, pocas veces logra verse en el cine un nivel de actuación tan elevado, la Academia fue coherente al nominarlos a los cuatro, sin embargo, es increíble que no haya estado entre las cinco mejores películas, quizás su incorreción al cuestionar no sólo la iglesia, incluso la fe, la alejen de la esperanza mostrada en Qusiera Ser Millonario.
Para finalizar, Shanley debe estar contento con su resultado y quizás atreverse a estar más seguido en el papel de director, ya que logró un filme sutil y a la vez crítico, una cinta que cimbra sin juzgar, que nos hace ver que la simple duda es capaz de ser el mayor cuestionamiento hacia una Iglesia estricta e hipócrita; con pocos hechos, Shanley nos muestra que incluso sacerdotes y monjas son capaces de dudar pero no sólo de si alguien es culpable, ellos mismos se cuestionan esa fe en Dios que parece no darles muchas certezas.



CALIFICACIÓN: EXCELENTE