lunes, 16 de marzo de 2009

El poder de los bancos

El alemán Tom Tykwer ha demostrado ser uno de los mejores cineastas de la actualidad, su compromiso con la obra y con él mismo ha quedado de manifiesto en cada una de las películas que ha dirigido (El Perfume, La Princesa y El Guerrero, Corre Lola Corre), y en este 2009 nos presenta Agente Internacional (The International) una obra sin fallas, dinámica, crítica y que vuelve a demostrar la capacidad de Tykwer para manejar los ritmos de sus cintas y emocionar al espectador.
La trama se centra en un agente de la Interpol, Louis Salinger, quien se encuentra indagando la relación de un banco importante con la fabricación de armas, mientras realiza su investigación comenzarán a ocurrir muertes relacionadas con este caso para evitar que se descubran los intereses de los bancos y sus negocios ilícitos.
La película tiene grandes logros en su guión y en su trama, el primero de ellos es que es un filme valiente al apuntar su crítica contra los bancos, desnudarlos completamente, hacerlos ver como los grandes manejadores del mundo, capaces de provocar conflictos internacionales, dominar cada decisión política, controlar el sistema al hacerlos intocables; se los muestra maquiavélicos, apoyan revoluciones sin importar ideologías con tal de provocar la deuda en los países del tercer mundo, su misión es que la deuda nunca desaparezca, son dueños del dinero y gozan de un poder ilimitado. En su crítica a este sistema bancario, la película de paso también golpea todas las estructuras capitalistas de los diferentes gobiernos del planeta que han permitido que se llegue a estos abusos.
El filme también juega con la búsqueda de la justicia, el personaje de Salinger (interpretado por un estupendo Clive Owen) ansía que las instituciones bancarias sean castigadas, quiere llevar hasta el extremo su objetivo a pesar de descuidar los aspectos personales de su vida, es un agente que aún cree que puede haber lugar para la justicia en el mundo aunque todo le diga lo contrario, incluso la misma Interpol está involucrada con los bancos, los protege, por lo que deberá actuar fuera de la ley para aspirar a la justicia la cual parece ya no existir.
Como mencionaba anteriormente, la actuación de Owen es una de las mejores en su carrera, debido a que logra mostrarnos a un agente creíble, desgastado por su profesión, por los errores de su pasado, por un sistema al cual no puede vencer, un profesional absorbido por su trabajo y por la obsesión de derrotar a esos poderosos que parecen intocables, Owen nos demuestra a un tipo rudo pero al mismo tiempo vulnerable, capaz de caer en cualquier momento. La actuación de Naomi Watts como Eleanor Whitman, compañera en la investigación de Salinger, también cumple al representar ese lado más racional y no tan instintivo en búsqueda de la justicia. En lo que se refiere a los villanos, no hay clichés y todos están bien delineados, en todo momento de la película lucen creíbles y no son caricaturas que representan a la maldad o la ambición. En el aspecto visual la película también es epléndida, varias locaciones europeas como Berlín, Milán, Lyon son retratadas con lujo. La película también se transporta a Nueva York para seguir la búsqueda de un criminal. Tykwer sabe rescatar los mejores aspectos de cada ciudad y las hace mostrarse en todo su esplendor.
Las escenas de acción son muy bien manejadas por una edición que añade suspenso, además de que el filme se abstiene de representar secuencias que sean totalmente inverosímiles para el espectador y se mantiene en un tono realista, aleja a Owen del status de superhéroe y lo mantiene siempre al borde de la muerte.
El director alemán ha mostrado que sabe adaptarse al estilo visual que requiere cada una de sus películas y manejarlo a la perfección, no se ha casado con una forma de narrar sus imágenes, a pesar de que muchos se enamoraron de él por la vanguardia que representó Corre Lola Corre, conservada por algunos momentos en La Princesa y El Guerrero y que desapareció en El Perfume para ponderar que cada imagen pudiera casi olerse, efecto que logró. En su más reciente filme, sabe que las ciudades son el marco para ir desarrollando su trama, se deja abarcar por la majestuosidades de los lugares, por las escenas de acción y por la complejidad de su personaje principal. Sin embargo, un punto en común pueden tener estos filmes: Tykwer logra generar imágenes inolvidables en cada uno de ellos.
Si algún día las películas de James Bond se animaran a dar un paso más radical del que ya han dado con las últimas entregas, deberían convertirse en algo parecido a Agente Internacional, una película sin miedos, entregada a la crítica más que a prorizar secuencias de acción increíbles, un filme que denuncia, en sí, una cinta inteligente, que nos demuestra que los bancos nos tienen en su poder, dominan a los gobiernos y no se cansan de acumular riqueza, de reclamar rescates financieros que cada ciudadano terminará pagando, no hay duda que la justicia está muy lejos, poseída por las garras del dinero dictador.
CALIFICACIÓN: EXCELENTE.

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