martes, 29 de diciembre de 2009

Un Avatar vacío

El director de Terminator, Aliens y Titanic, James Cameron, llevó a cabo su sueño realidad este 2009 gracias a la tecnología y a varios millones de dólares, por fin concretizó Avatar, un filme espectacular en lo visual, que promete para más entregas, pero que se queda muy corto en el guión, el cual es inversamente proporcional a la calidad de sus efectos especiales.
La trama se centra en Jake Sully (Sam Worthington), un ex marine quien está destinado a vivir el resto de su vida en una silla de ruedas y que es enviado a Pandora, un planeta lejano para participar en un proyecto científico en el que estaba involucrado su hermano gemelo. Este proyecto tiene como fin la creación de los avatar, cuerpos vivos pero que son controlados por otra persona a través de una máquina sofisticada que permite la conexión cerebral, así Sully tiene la oportunidad no sólo de volver a correr y sentir, sino de involucrarse en la vida de su nuevo hogar, ya que su avatar es idéntico a los Na'vi, la cultura más desarrollada de Pandora. Por otro lado, el ejército de Estados Unidos más que descubrir los secretos del lugar y hacer contacto con la civilización, busca explotar los suelos de Pandora para apoderarse de un mineral valioso para proveer de energía a la Tierra. Sully se ve envuelto entre dos misiones; simpatizar con los Na'vi para descubrir más de su cultura (origen del proyecto Avatar) e infiltrarse como espía para proveer de información al ejército.
Lo más destacable del filme de Cameron sin duda es la parte visual. Cada centavo gastado se nota, los mundos de Pandora son de ensueño, los movimientos de cámara, la tecnología para desarrollar a los avatar y hacerlos expresivos, que se pueda sentir el trabajo de los actores a pesar de no estar ahí. Es evidente el uso de la tecnología que permitió grabar cada detalle de los gestos. Por otro lado, las criaturas de Pandora sino son originales si se ven bien logradas, particularmente las montañas, que hacen que visualmente la cinta sea inolvidable desde su comienzo. Flores y árboles que se encienden, animales con ojos de neón, Cameron crea un sitio lleno de energía, groovy, casi hippie, psicodélico, lo que hace de esta experiencia casi un viaje místico. No hay duda, visualmente Cameron quizá logró la mejor película en mucho tiempo, el problema radica en que el cine no es sólo eso.
Su mayor defecto es la falta de originalidad. Lo que en un comienzo se plantea como una cinta de ciencia ficción en donde veremos cómo alguien puede controlar un cuerpo desde una máquina y el descubrimiento de un nuevo mundo, termina por convertirse en la misma historia de conquista y de buenos contra malos que hemos visto siempre. Cuando se está frente a esta cinta se tiene la sensación de observar varias películas al mismo tiempo, el guión parece una mezcla de Pocahontas (el conquistador que se enamora de la nativa), El Señor de los Anillos (en las criaturas fantásticas y el mensaje ecológico incluido) o Matrix (parte de los efectos especiales y la idea de un elegido) sólo por citar algunas. No hay mucha coherencia en lo que plantea Cameron, su filme se basa más en la acción y en que todo luzca bello más que en presentar personajes conmovedores, secuencias creíbles y una idea concreta de lo que quiere comunicar.
La ideología al principio de cuentas parece ser que el humano siempre acaba con todo, que no respeta, que debemos aprender a estar en contacto con la naturaleza y hacer esa conexión mágica que tienen los Na'vi, los cuales por un momento son planteados como seres desarrollados que conocen los secretos de su planeta, pero al mismo tiempo como una civilización muy rústica que basa todo su poder en un árbol de almas y en rezos grupales que dan risa.
Además, más allá de toda la independencia y espiritualidad que poseeen los Na'vi, su futuro recae en un norteamericano en silla de ruedas, un perdedor que deberá enfrentarse a un malo muy malo y ambicioso. Cameron pone así los clichés y las fórmulas básicas, su cinta no tiene un sólo diálogo memorable y el guión sin duda hace agua, pero esto puede pasar por desapercibido si sólo nos fijamos en lo que se ve y no en lo que se siente.
Por otra parte, más allá de los cabos sueltos y que hay que concederle a la cinta todos sus errores argumentales para pensar que todo va bien, hay secuencias que sirven para una serie televisiva pero no para un filme que costó tanto. Cito como ejemplo el escape de Jake Sully de la base militar para instalar su "sucursal" clandestina del manejo del avatar, la cual nunca se sabe cómo logra funcionar. Hay muchos huecos que no se explican y más vale no seguir con la lista porque podría ser muy larga.
En la parte actoral lo más destacable es que los avatar lucen como seres reales, lo que es animación por computadora se ve como maquillaje y tanto Sam Worthington como Zoe Saldana, quien interpreta a Neytiri (princesa de los Na'vi y pareja de Sully) logran alta expresividad adentro de sus "máscaras", sin embargo no hay nada destacable, ya que se prioriza la acción y hay pocas escenas que requieran un alto esfuerzo histriónico. De cualquier manera, Worthington logra consolidarse como un héroe creíble de acción y muestra que tiene el talento suficiente para atreverse a separarse de este terreno en un futuro y ahondar en los dramas, por lo pronto su próxima cinta a estrenarse (The Debt, un filme que aborda el tema nazismo) está a cargo de John Madden, director de Shakespeare Enamorado.
Así, Avatar puede definirse como los excesos de Cameron, como su locura, el juguete grande, grande, que siempre deseó y que por fin tiene en sus manos, un parque de diversiones para el sólo, no más, su valor cinematográfico no va más allá de lo espectacular que luce. Avatar es el título perfecto para este filme, ya que no representa algo más que un cuerpo vacío, con poca sustancia y que si no hay nadie manejándolo desde una máquina termina por desmayarse. Eso le pasa a este filme, se cae, se desploma porque es sólo forma, le falta mucha sustancia que llene todo el cuerpo que es, quizá sea porque el director que controla la máquina, hace mucho dejó de preocuparse por los guiones y sólo se divierte como un niño con su juguete, aunque Cameron no debe preocuparse, en su kindergarden lo acompañan el George Lucas de los últimos años y un Steven Spielberg que no encuentra la brújula.


CALIFICACIÓN: REGULAR.



viernes, 18 de diciembre de 2009

El viaje de Sam Mendes

El quinto filme del director británico Sam Mendes es personal, simple y busca en los detalles conmover al espectador. El Mejor Lugar del Mundo (Away We Go), tal vez no sea el trabajo más logrado del realizador de joyas como Belleza Americana, Camino a la Perdición o la desgarradora Sólo Un Sueño, sin embargo tiene su punto más fuerte en ser sencilla y que alcanza la belleza al no pretender mucho.
La trama narra la vida de Burt (John Krasinski) y Verona (Maya Rudolph), una pareja de treinteañeros que están a punto de tener su primer hijo. Él se dedica a vender seguros vía teléfonica y ella es una dibujante, pasan por una etapa en la que se sienten perdidos en el camino, y se cuestionan el lugar dónde vivir y qué sitio es el adecuado para criar al nuevo ser.
Los aciertos de la dirección de Mendes radican en centrar su cinta en un viaje alrededor de lugares como Phoenix, Madison, Montreal y Miami, todos diferentes entre sí y en cada uno la pareja se encuentra con amigos y familiares los cuales les muestran su estilo de vida y la manera en la que ellos han educado a sus hijos. Burt y Verona confrontan sus propias creencias contra las de los demás y van dándose cuenta de los errores y aciertos de sus conocidos.
Los sentimientos están a flor de piel en El Mejor Lugar..., Burt y Verona van aprendiendo uno del otro a lo largo del viaje, y es una pareja memorable porque es un amor puro, simple, cotidiano pero a la vez entregado por completo. Sin necesidad del matrimonio, ambos tienen un lazo muy fuerte y nada los despedaza, más que ser una pareja perfecta, saben amarse y eso los hace sólidos. La química entre Krasinski y Rudolph aporta en gran medida a que la pareja en pantalla sea entrañable.
La dificultad de prepararse para la paternidad es abordada sin mayores dramas en la cinta, a pesar de que los personajes, sobre todo Verona, tienen un pasado trágico, el filme se pinta más de melancolía que de dolor, es una cinta ligera pero con escenas y momentos inolvidables que son capaces de conmover hasta las lágrimas, en principal al público femenino, ya que uno de los personajes principales es una mujer embarazada.
Mendes hace un paneo de las diferentes formas de educar a un hijo y el daño que se les puede hacer al intentar influir en sus creencias o lastimarlos con palabras ofensivas que pensamos no afectan. También aborda el tema del abandono de los padres y aprovecha para mostrar la capacidad de dar cariño de quienes deciden adoptar, aunque menciona que nunca será lo mismo un hijo propio por más que se pretenda otorgar el mismo afecto.
Mendes no ofrece soluciones y eso se agradece, no hay una moral escondida en su cinta. De hecho la única solución es prometerse un amor incondicional y tratar de que todo salga bien, el lugar ideal quizá sea lo de menos mientras exista el amor, la vida es un lugar complejo y Mendes lo sabe, es por eso que deja a sus personajes en un punto en el que de ahí en más todo dependerá de ellos.
La parte actoral es la más fuerte de la cinta, dos caras frescas en la pantalla grande se encargan de los personajes principales. John Krasinski, quien ya había trabajado con Mendes en Soldado Anonimo (2005), se apodera de Burt y logra una actuación muy natural, casi como si estuviéramos siguiendo a una pareja verdadera. Ese es uno de los valores de esta película, la pareja de Burt y Verona, luce tan común, despreocupada, simple, que en verdad creeemos que existen en algún lugar de los Estados Unidos y esto sólo es un documental de cómo una pareja decide el lugar para vivir. Por otro lado, Maya Rudolph, a quien hemos visto con regularidad en Saturday Night Live, logra una espléndida Verona al reflejar todos los problemas de las embarazadas, sus preocupaciones a futuro y en ella hay una mirada en la que su pasado está presente, una tristeza escondida que espera el momento justo para alforar, la escenas finales son de lo más logrado por Mendes. Mención aparte merece Maggie Gyllenhaal, quien más allá de verse muy bella, interpreta a LN, una excéntrica prima de Burt, quien tiene una forma muy particular de educar a sus hijos, al punto de no usar carriolas para transportarlos y no separarse de ellos en ningún instante para no perder el contacto físico, una de los momentos más entretenidos de la película.
La parte visual quizá sea lo menos afortunado de la cinta, ya que a pesar de ser un road movie, no se aprovecha en gran parte los paisajes, faltó un poco más de despliegue técnico o de presupuesto que permitiera a Mendes más tomas en exteriores y mostrar un poco más de cada ciudad que se visitaba. Al contrario, el viaje es acompañado por una excelente banda sonora llena de un folk exquisito en manos de Alexi Murdoch, sus melodías agregan la cuota perfecta para bañar de melancolía y un poco de lágrimas la pantalla.
Este viaje de Mendes resulta tierno, conmovedor y simple, bello en su sencillez y memorable por su frescura y naturalidad. No es su mejor cinta, pero quizá una de las más personales, se nota la necesidad de Mendes de expresar el viaje de ser padres que emprendió con Kate Winslet en el 2003. Quizá sea el filme con más luz en su trayectoria y que agrega un tono de esperanza, una oportunidad al amor, el viaje de Mendes sale bien librado porque nos hace libres, nos permite que hagamos promesas que estemos dispuestos a cumplir.


CALIFICACIÓN: BUENA.

lunes, 14 de diciembre de 2009

De locura y aceptación

El director y guionista James Gray (Dueños de la Noche, La Otra Cara del Crimen) ya es toda una realidad y su talento ha quedado más que demostrado a pesar de tener sólo cuatro filmes en su filmografía. Amantes (Two Lovers) es su más reciente filme y se encuentra en cartelera para hacernos ver que las cintas románticas no tienen que poseer esa melosidad a la que nos acostumbró Meg Ryan.
La trama se centra en el personaje de Leonard Kraditor (Joaquin Phoenix), un hombre judío que ha pasado los treinta años y vive con sus padres y trabaja en la tintoreria que es el negocio familiar. Tras sufrir el abandono de su prometida hace unos años, Leonard ha intentado suicidarse varias veces y áun tiene problemas emocionales. Sus padres quieren relacionarlo sentimentalmente con Sandra Cohen (Vinessa Shaw) una chica judía e hija del dueño de una tintorería que está a punto de comprar el negocio de la familia Kraditor. Todo parece ir en los planes convenidos hasta que se presenta Michelle Rausch (Gwyneth Paltrow), una asistente de un abogado y que es vecina de Leonard, él queda impactado al verla y se enamora de ella pero no todo será fácil.
Los aciertos del filme de Gray son varios, en primer lugar no trata de suavizar el drama o esconder el sufrimiento con una comedia ligera. No hay clichés y los personajes son complejos, dañados emocionalmente y con poco que perder, buscan encontrar la felicidad a sus vidas frustradas en una última luz que aparece ante ellos y desean aferrarse a ella, a esa esperanza de tener lo que siempre desearon. El amor también se plantea de una forma exquisita, la barrera que existe entre la amistad y una relación más seria, lo inevitable de que siempre alguien se entrega más y de que al parecer el amor no se vive si no hay un dolor que esté ímplicto, hay que sufrir para sentir. Si el amor llega de manera fácil parece que no sabe, nos enamoramos del desprecio, de lo que parece imposible pero creemos que puede tocarse.
Hay obsesiones, locura, personajes destrozados y bien delineados, que al mismo tiempo que están dispuestos a terminar con su vida, aún tienen un lado tierno que mostrar, por más que se esté en un pozo la esencia permanece para recordarnos que hay posibilidad de una sonrisa.
El guión que escribe Grey junto a Ric Menello es sencillo y no se esperan muchas sorpresas en el desarrollo de la trama, sin embargo hay altos momentos de tensión y de incertidumbre que lo hacen sólido. La fuerza del mismo radica en la complejidad de los personajes que agregan varios matices a la historia, un Leonard que ve en Michelle la posibilidad de rehacer su vida y de amar de nuevo, Michelle que encuentra en Leonard a un confidente en quien puede confiar pero no necesariamente al hombre que ama. El tema no es original pero la tensión de que la tragedia está cerca (planteada desde la primera secuencia) mantienen a este filme muy alejado del convencionalismo de los filmes románticos y lo hace oscuro, denso, camina por la orilla todo el tiempo con altas posibilidades de caer al precipicio. Hay varias escenas muy bien logradas, las miradas son fundamentales para comprender los sentimientos.
En el nivel actoral Joaquin Phoenix debería reconsiderar su decisión de abandonar la actuación para ser un cantante de hip hop, no dudo que tenga éxito en su nueva actividad, pero como actor es de lo mejor que hay en este momento. Lo demostró desde Gladiador (Ridley Scott), La Aldea (M. Night Shyamalan) lo tiene a él como único elemento rescatable o en Walk the Line (James Mangold) desarrolló a un delicioso Johnny Cash que quedará para la posteridad, por lo que su talento lejos de la pantalla es un desperdicio. Aquí se apodera del papel de Leonard, quien tiene una actitud infantil, obsesiva, a la vez oscura y tierna, atormentado por su pasado y casi entregado a dejarse morir en un mundo que no le ha entregado nada hasta que aparece una luz rubia en su camino que quizá pueda cambiarlo todo. La actitud corporal de Phoenix, sus gestos y la manera de pronunciar sus líneas lo hacen dueño de su papel, se lo ve en control todo el tiempo y nos olvidamos de sus otros personajes, logra que Leonard viva, lo hace memorable, uno más de nosotros. Por otra parte, Gwyneth Paltrow se anima a despojarse de su actitud de niña buena y tierna al interpretar a una Michelle atromentada y que no está nada bien a pesar de lo que refleje su interior, la chica es una caja de sorpresas, un tren que Leonard tratará de detener y llevarla hacia el rumbo de sus sueños. Paltrow lo hace bien, no al nivel de Shakespeare Enamorado (John Madden) en donde su actuación requería un mayor esfuerzo pero se consolida como una gran actriz que demuestra que tiene varios alcances.
Visualmente la cinta no ejecuta grandes secuencias y es limitada en presupuesto, se maneja la mayor parte en interiores y su aporte está en que los tonos oscuros dominan y no hay mucha luz como tampoco la hay en los personajes. Lo más aplaudible son las escenas en las que Leonard y Michelle conversan de departamento a departamento, cuando se miran a escondidas por la ventana o la admiración hacia la mujer desde lejos, esa cercanía que al mismo tiempo es una gran distancia, en ocasiones recuerda a la Ventana Indiscreta de Alfred Hitchcock.
El filme resulta entonces conmovedor, hay identificación con los personajes porque son problemáticos y están muy lejos de ser unos ganadores. El amor se presenta como es, con todas sus dificultades y la incapacidad de concretizar los deseos, la locura interna que se exacerba al intentar obtener la compañía de alguien más, nos demuestra que el otro no es más que una creación de ese ser prefecto que queremos, al final de cuentas el amor no es más que aprender a querer lo que está cerca, lo que se logra natural, sencillo, sin dramas, aprender a disfrutar aunque la verdadera felicidad esté en ese país de las cosas irrealizables.
CALIFICACIÓN: MUY BUENA.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Un abrazo al cine

2009 se acaba, pero en la parte final del año aún hay espacio para varias películas que vale la pena destacar y no perder de vista. Una de ella es el más reciente filme de Pedro Almodóvar: Los Abrazos Rotos. El director español demuestra que está en muy buena forma, que es un genio al escribir dramas con tintes cómicos y que promete llevar el cine español a grandes niveles.
La trama de su nueva cinta se centra en un guionista y director de cine llamado Mateo Blanco (Lluís Homar), quien se ha quedado ciego y desde ese instante decidió hacerse llamar Harry Caine y escribe gracias a la ayuda de Diego, el hijo de su representante llamada Judit (Blanca Portillo) y con quien ha trabajado a lo largo de varios años. A través de una plática entre Mateo y Diego, el filme viaja al pasado, a los recuerdos, resolver las dudas del muchacho y llegaremos hasta 1994, año en el que Blanco se preparaba para filmar su primera comedia: Chicas y Maletas, en donde conocerá a Lena (Penélope Cruz) quien además de soñar con ser una gran actriz está casada con Ernesto Martel, un poderoso empresario, quien produce la cinta para no apartarse de Lena, ya que está obsesionado con ella a tal punto que le encarga a su hijo que filme un documental de la cinta para grabar todo lo que hace y dice Lena en el set.
Con estos elementos, Almodovar le basta para construir un drama disfrutable, delicioso en diálogos y divertido. El estilo en esta ocasión es un poco más sobrio, no es un Almodóvar tan barroco o lleno de hsiteria como en Kika, Todo Sobre Mi Madre o Mujeres Al Borde De Un Ataque de Nervios. Los Abrazos... cabe más en la línea de Hable Con Ella, aquí el español se toma su tiempo, va al pasado y sólo nos cuenta cómo una historia de amor nace y se rompe en medio de un set cinematográfico, tal como en cualquier ficción.
Los personajes están excelentemente construidos, un guionista y director que no cae en los clichés, es apasionado pero la ceguera le ha quitado vitalidad, un director ciego es casi un muerto, sólo le queda su escritura asistida, al ver un realizador ciego recordamos el filme de Woody Allen, en donde el neoyorquino abordaba la necesidad de la vista para los cineastas en formato cómico. Con la muerte de los ojos de Blanco no sólo se perdió su capacidad creativa, sino el amor que guardaba en ellos, todo lo que sus pupilas podían capturar. El personaje de Lena es una mujer apasionada y hermosa, capaz de enloquecer a cualquiera y dispuesta a conseguir lo que quiere, harta de estar sometida bajo los caprichos de un hombre de poder y que se entrega a Mateo, quien la enaltece en la pantalla y en la cama.
Más allá de un guión que se acerca a la perfección, lo disfrutable de esta nueva cinta de Almodóvar es que para los cinéfilos no es sólo es una historia más, este nuevo filme es un homenaje al cine, hay miles de referencias, desde el seudónimo del escritor, los filmes del neorralismo italiano que "observa" en compañía de Diego, las alusiones a otros escritores como Arthur Miller, y las propias referencias que Almodóvar hace hacia su propio cine.
Chicas y Maletas, la falsa cinta dentro de Los Abrazos... podría formar parte de la filmografía de Almodóvar, es decir, Blanco no es un personaje muy alejado del director, por lo que Pedro está adentro de su propia cinta, ama al cine como lo hace Mateo y siente la misma pasión hacia las mujeres, es capaz de hacer que la pantalla emane sensualidad en detalles como tacones, faldas ceñidas, escotes o miradas.
En cuanto a las actuaciones, Penélope es la chica Almodóvar por excelencia. Nunca se la ve tan bien como cuando está bajo el mando de su amigo, la cámara de Almodóvar la ama y ella corresponde con sus mejores gestos, llantos, y emociones que es capaz de reflejar con su mirada oscura, la boca amplia y ese cuerpo natural y sin silicones que se mueve preciso. Los diálogos del español la ayudan a crear a una mujer que pasa de ser una mujer interesada sólo en el dinero y que acepta maltratos, a una chica que está dispuesta a luchar por sus pasiones, el cine y el hombre que ama.
Lluis Homar también aporta un gran trabajo, recientemente lo recuerdo por su trabajo en La Habitación de Fermat (2004) como uno de los matemáticos encerrados. Aquí su personaje se mueve con frescura, siempre es complejo interpretar a un ciego con naturalidad y en este aspecto Homar logra su objetivo. En sus expresiones vemos el dolor acumulado, la añoranza de otros días y el pasado trágico que lo rodea.
En la parte visual Almodóvar es un genio y alguien que se atreve a innovar. En planos y secuencias el director trata de utilizar toda la gama posible, en este aspecto lúdico se parece a Tarantino, la cámara juega, está viva siempre en Almodóvar y nunca se conforma con ubicarse en el lugar perfecto, ni siquiera es indispensable estar o no en foco, cada toma agrega signficados a los diálogos, a la acción en pantalla y no sólo es un objeto que filma lo que ocurre, en Almodóvar la cámara es otro personaje y desde su silencio participa en la acción. En cuanto a fotografía el gran Rodrigo Prieto (de los orgullos nacionales) se hace cargo y logra una gran diversidad de tonalidades tanto para Los Abrazos Rotos como para los segmentos de Chicas y Maletas, un gran trabajo ya que aquí se construyen dos cintas, incluso tres con el documental que es grabado por el hijo de Martel.
Si el filme tiene algún error, es que en su afán de construir un epílogo, Los Abrazos... decae hacia la parte final en intensidad, es obvio que si se tratara de un libro el último punto estaría antes y un título anunciando el epílogo nos regalaría unas diez páginas para acentuar el amor que siente Almodóvar por el cine. Los últimos minutos son un regalo al público, es casi una clase de montaje y hacerle ver al espectador cómo la misma película, dependiendo las tomas que se elijan puede ser una obra maestra o un fiasco que destruya la carrera de un director. Almodóvar reconoce así el trabajo de post producción, más allá de lo que pueda hacer el guionista y los actores, al final tanto editores como el director son los encargados de que todo luzca perfecto. En la parte final de Los Abrazos..., Almodóvar muestra cómo se concluye una película y ese gesto lúdico se agradece aunque le reste intensidad a la parte final. Otro punto a comentar es que quizá por momentos la voz en off de Homar relatando el pasado suele ser explicativa, a niver personal prefiero la narración del pasado sin reflexiones en el presente y que éstas queden para el público.
Como conclusión, Almodóvar realiza otro estupendo filme, para muchos no será el mejor de su carrera pero sigue estando por lo menos a su nivel y eso es superior a las obras maestras de muchos. Aquí conserva su estilo pero siendo más refinado y sutil, elegante. Almodóvar abraza al cine y le da un beso, lo acaricia, vive un tórrido romance con él, lo lleva a la cama para tener el mejor sexo como lo buscan todas las chicas Almodóvar, le habla al oído y le agradece. Con los ojos cerrados el español confía en el gran amor de toda su vida.



CALIFICACIÓN: EXCELENTE.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

La humanidad de trapo

Surgida de un cortometraje que fue nominado a los Oscares en el 2005, este año llega a las pantallas 9, dirigida por Shane Acker, un joven que promete convertirse en uno de los mejores directores de animación. Para ser llevado a la pantalla grande este cortometraje fue apoyado por varios productores, entre ellos Tim Burton, quien al parecer vio en Acker un gran potencial además de identificarse con la oscuridad del futuro apocalíptico creado hace cuatro años por el joven director.
La trama nos narra la vida de 9, un muñeco de trapo con todo y cierre, que despierta un día en un futuro dominado por las máquinas, sin ningún humano, un lugar en el que sólo hay desolación. Tras aventurarse al mundo descubrirá que hay algunos otros como él que sobreviven y deben luchar contra una máquina que busca poseerlos para alimentarse de ellos, de la esencia humana que cargan entre su tela. La lucha comienza y 9 se ve destinado a convertirse en un héroe en pocos minutos.
Si se observa primero el cortometraje, uno puede resumir de lo que se trata 9, la cinta de Acker tiene varios aciertos y entre ellos se encuentra el que respeta la esencia original de la obra de diez minutos. Sin embargo hay añadidos que ayudan a la cinta a durar más tiempo aunque tampoco aportan demasiado.
Se nota que la esencia de 9 radica en la parte inicial y en el desenlace. En el primero al hacer una introducción genial, sólo en silencio, de lo que ocurre en el mundo, no necesitamos más explicaciones y sabemos que sólo esos muñecos de hilo son los sobrevivientes y que corren un grave peligro. El filme de Acker se muestra adulto, desde el inicio nos hace saber que no tendrá reparos en mostrarnos la muerte, en presentarla tal cual es y en poner en peligro a sus personajes, la cinta no es del todo complaciente con los niños, conserva su espíritu adulto de un planeta Tierra deshecho, en el que una máquina insaciable puede acabar con todo.
El deselence es el otro momento climático de la cinta, no mencionaré lo que ocurre, pero al mismo tiempo que Acker se muestra esperanzador, hay oscuridad y tristeza, no se puede decir que uno sale con una sonrisa de oreja a oreja tras observar 9, es brillante que un filme animado genere reflexiones de nuestro presente y la capacidad que tenemos de dirigir el destino.
El corto original se maneja en silencios, no hay diálogos y quizá en el largometraje tampoco hubieran hecho falta, pero se entiende que Acker los incluya para no hacer tan cansados los ochenta minutos, sobre todo para el público infantil. La inclusión de diálogos se aprovecha por momentos al poner en boca de los personajes palabras inteligentes y no llevarlos hacia la broma fácil o las frases hechas, el que hablen no le quita su esencia a los muñecos silenciosos del cortometraje, por lo que no afecta demasiado a la cinta.
A pesar de que la trama impacta y se crea una historia que si no es del todo original resulta fresca, es la parte visual la que hace que 9 resulte simplemente inolvidable. Sus espacios oscuros, los detalles de cada uno de los muñecos, cierres, botones, manos de metal, máquinas asesinas con cabezas de cráneo, elementos de la humanidad destrozada, libros, todo bajo un cielo contaminado, pasajes desérticos, generan una atmósfera única y en donde se nota sólo la mano de Acker, no hay influencias evidentes de Burton. Los ojos de los personajes son altamente expresivos y en ellos se encuentra esa alma humana que Acker quiere trasnmitir, la esencia del creador de los personajes se muestra a través de diferentes personalidades y el director crea un mundo mágico pero al mismo tiempo posible en casi todos los aspectos.
Otro de los mayores aciertos, como mencionaba anteriormente, es atreverse a tratar a la muerte como algo posible, varios muñecos se convierten en víctimas a lo largo de la cinta y Acker muestra su lado cruel, la esperanza se pierde conforme la máquina logra su objetivo, rescato este punto y lo subrayo porque en cintas que suelen atraer un público infantil suele omitirse este tema, Up fue otro filme que se atrevió a mostrarlo y es importante que desde pequeños se aprenda a lidiar con una condición a la que el ser humano no puede estar ajeno.
Las fallas de 9 se localizan principalmente en todo su desarrollo, en la necesidad de convertirse en un largometraje. Para lograr crecer setenta minutos, el guión agrega varias secuencias de acción y persecuciones interminables, que si bien entretienen, no profundizan. No se aprovechó este tiempo para conocer más a los personajes o para ir explicando poco a poco cuáles son las causas de todo, las cuales se dan de golpe hacia el final. Es claro que incluir este tipo de secuencias de acción es para entretener al público infantil y poder escaparse un poco de la oscuridad, sin embargo 9 debió preocuparse más por los adultos y hacer de 9, el muñeco, un personaje que fuéramos descubriendo minuto a minuto y no de forma tan vertiginosa. Es el problema de las películas de animación que no se atreven a ser para adultos a pesar de englobarse en un mundo fantástico, el cortometraje respeta más esa esencia y es más cuidadoso con la cantidad de tiempo que dedica a la acción.
De cualquier forma Acker logra un gran filme, porque 9 era un cortometraje que se prestaba a ampliarlo, a explicarlo no sólo para sacar un provecho comercial, sino porque su valor artístico se merecía un largometraje que lo impulsara a niveles masivos. Si 9 hubiera respetado en la totalidad su esencia se hubiera convertido quizá en la mejor película de animación de la historia, aunque su comienzo y final son memorables. Acker logra hablar del alma, o si se no se cree en ella entenderlo como la esencia humana que reside en los muñecos, en estos trapos indefensos y frágiles ante las máquinas, pero que son capaces, si se lo proponen, de lograr grandes hazañas, de darle una esperanza al futuro aunque al mismo tiempo pueden traicionar y detenerse por sus miedos, lo cual puede llevarlos a la destrucción. La esencia de la vida está en manos de muñecos de trapo, y no me refiero sólo al entorno de 9.
CALIFICACIÓN: MUY BUENA.
A continuación agrego dos videos: El cortometraje 9 y el trailer de la cinta.

martes, 27 de octubre de 2009

Destruyendo el destino

Este año llegó a las pantallas mexicanas una cinta producida en Hong Kong en el 2007, nos referimos a El Latido del Tambor (Zhan.gu), filme dirigido por Kenneth Bi, quien en su tercer trabajo nos demuestra su gran capacidad para acercarse a los detalles y conmover a través de imágenes.
La trama nos narra la vida de Sid (Jaycee Chan), un adolescente, hijo de Kwan, (Tony Leung Ka Fai) jefe de una de las bandas de mafiosos de la ciudad. Los problemas surgen cuando Sid tiene relaciones sexuales con la esposa de Stephen Ma (Kenneth Tsang), jefe de una las bandas rivales de su padre y uno de los más poderosos. Al enterarse, Ma exige a Kwan que le entregue las manos de su hijo para pagar la ofensa, sin embargo Sid es perdonado por su padre y lo envía a Taiwán en donde encontrará algo más que descanso y soledad, la música que él lleva en su sangre forma parte de su nuevo entorno.
Uno de los mayores aciertos radican en que a pesar de que la cinta se basa en elementos muy básicos para desarrollar la trama, logra internar al espectador en la vida de Sid. Primero a través de un romance prohibido que se evidencia que no es amor, sino capricho, y segundo, al establecer este mundo de códigos entre mafiosos del cual Sid no puede escapar por más que intente mantenerse ajeno a los negocios ilegales de su padre.
Las relación padre-hijo es fundamental, Kwan es violento y maltrata tanto a Sid como a su hermana, hay un pasado que carga la familia, una infidelidad que obligó a Kwan a desterrar a su esposa y dejar a sus hijos sin madre, un ser que busca imponerse a la fuerza y que trata de controlar el destino de sus hijos.
La búsqueda interna, saber quién es uno y aprender a controlar los vicios de la personalidad, la arrogancia y buscar la humildad son los mensajes que transmite la cinta sin necesidad de caer en frases hechas o en lo trillado. Sid, al conocer en una montaña a músicos zen que tocan tambores y practican artes marciales, no sólo aprende a ser un mejor músico (él es baterista de un grupo de rock), las notas de los tambores también le ayudan a controlarse, a descubrir su pasión y frenar los impulsos de violencia que había en él, la paz lo aborda, y a través de la soledad que lo rodea descubre el paisaje que lleva adentro de su cuerpo. En ningún momento esta búsqueda de Sid resulta aburrida, Bi sabe manejar estas escenas con música imponente, el sonido de los tambores se apodera del cine, además, su cámara atrapa paisajes espectaculares, ríos, flores, montañas que invitan al silencio, ejercicios marciales, largos paseos, sabe apreciar los detalles. Bi se toma su tiempo y logra el contraste entre el Hong Kong frenético y lleno de violencia con estos montes en donde late el corazón de la música y los nuevos compañeros de Sid lo enfocan a su vocación.
Como mencionaba anteriormente, esta cinta destaca en su parte visual, es muy poética y su mayor logro radica en el lado asrtísitco, en esta búsqueda espiritual que no sólo se da en Sid, sino que es ofrecida al espectador.
En la parte actoral no hay mucho que destacar, quizás lo más relevante es que Jaycee Chan muestra capacidades suficientes como para heredar las glorias de su padre (Jackie Chan) e incluso superarlas, todavía se lo ve joven y con poca experiencia, no hay grandes duelos actorales que atrapen la atención, sin embargo son interpretaciones que cumplen para lo que requiere la cinta. Chan logra llevar a cabo la transformación de Sid, de un muchacho rebelde citadino, a un músico zen que se consagra y que se encuentra a sí mismo.
Uno de los errores de la cinta es que no hay muchas sopresas, en realidad la trama puede ser previsible incluso desde el trailer, quizás la parte final sea lo que más sacude al espectador y levanta al filme. Es obvio que la fuerza de esta película no está en su argumento, El Latido... es muy buena pero destaca más su lado visual (su enfoque artístico casi inherente al cine oriental) que su trama compleja o su capacidad de mantener al filo de la butaca. Es un filme sencillo, que no pretende más que evidenciar una mutación del "alma" y que logra lo que busca, aunque como he mencionado anteriormente, quizás un guión con mayores riesgos o más aportes de subtramas hubieran agregado cuotas de interés.
El punto más importante es el tema del destino que maneja la trama asociado a la música, a ese latido del corazón que escuchamos desde que eramos fetos en el vientre de nuestra madre. Ese poder sonoro que corre con nuestras venas y que es imparable, que nos lleva a encontrarnos con nosotros mismos, con la esencia que somos y que puede ayudarnos a romper con ese destino que se nos marca. La tragedia nos busca, así nos encontremos en el rincón más apartado del planeta, la tragedia también está en nuestra sangre, sin embargo puede haber un resquicio, algún lugar para atrevernos a decirle basta y romperla, hacerla añicos con el sonido de un tambor que se oye por todo el universo.



CALIFICACIÓN: MUY BUENA.


miércoles, 21 de octubre de 2009

Fallida mezcla de géneros

En ocasiones suele ocurrir que tras observar el trailer de una película, las ansias por disfrutarla se acumulan y se espera impaciente el día del estreno. Tal es el caso de Sector 9 (District 9) cinta dirigida por el joven Neill Blomkamp, quien debuta con este filme bajo el manto protector de Peter Jackson, uno de los productores. Las expectativas eran demasiado altas, el avance nos hacía pensar que se trataba de una joya cinematográfica, sin embargo decepciona.
La trama nos introduce a Sudáfrica, en donde un grupo de alienígenas semejantes a unos langostinos, pero con una estructura parecida a la humana, han estacionado su nave madre sobre el cielo de Johannesburgo desde hace veinte años. Al estar enfermos y en un estado crítico, las autoridades decidieron establecer a los extrarrestres en la ciudad, en un sector restringido en donde las condiciones de vida son deplorables para estos seres, además de sufrir la violencia por parte de grupos violentos de Nigeria. El gobierno, en un plan para mejorar las condiciones de vida de los aliens y apartarlos de la ciudad, contrata a la empresa Multi National United para reubicar a los rechazados, es aquí cuando interviene Wikus Van De Merwe (Sharlto Copley) quien a pesar de su carácter débil, es el hombre encargado de liderar el proyecto.
El mayor acierto de Sector 9 es su alegoría al racismo vivido en Sudáfrica durante la era del apartheid o segregación, en donde los negros eran confinados a diferentes distritos, violentados y se les prohibía acceder a diversos puntos de la ciudad, una opresión que duró cerca de tres décadas hasta que la resistencia negra y diversos movimientos sociales pudieron cambiar la situación en África. En este filme es inevitable ver en los aliens a los negros, su condición es la misma, enfermos, comen de la basura, son utilizados en experimentos y de ser aceptados en un principio, son rechazados por la mayoría que busca apartarlos en distritos restringidos y lo más distanciados de la ciudad. Se toca con precisión el tema de humillar al que en apariencia es débil, diferente, la película en el fondo es una cinta comprometida con su lugar de origen (el director es sudafricano), es una manera novedosa de señalar lo que fue una era penosa para el mundo entero y que todavía no desaparece por completo.
Existe la preocupación por entender al otro, es un mensaje claro, sólo estar en las mismas condiciones nos hace comprender a quien rechazamos, no hay mejor formar de comprender a alguien diferente a menos que vivamos bajo sus mismas condiciones. En principio el planteamiento de trasladar el tema del racismo a la ciencia ficción y manejarlo como documental sonaba maravilloso, la idea Sector 9 es una de las más originales de los últimos tiempos, sin embargo el problema es la ejecución.
Visualmente la cinta es impactante, tensiona y resulta incómoda para algunos espectadores y ese es un gran logro, hacer sentir a través de las imágenes. No escatima en crudeza, mostrar la sangre tal como es, las cicatrices, la carne viva. Los efectos especiales están bien desarrollados y se nota que Blomkamp tiene experiencia en este rubro. Los extraterrestres más que lucir bajo un formato cotidiano, se asemejan más a una unión de diversos animales de la Tierra y su mirada es muy expresiva, como si en los ojos el realizador nos recordara que está la esencia de cada ser. En la parte actoral todo el peso de la cinta recae en el también debutante Sharlto Copley, quien interpreta a Wikus Van De Merwe y lo hace con solvencia. Sobre todo porque su personaje evoluciona de un simple oficinista conocedor de la vida de los aliens en Sector 9, a encabezar un proyecto de gran importancia, con todos los riesgos que esto implica. Su personaje es el motor de la cinta y pasa de la alegría a la desesperación y su debilidad tendrá que desaparecer para sobrevivir.
Los problemas del filme comienzan cuando se traiciona a sí mismo. En un inicio se planteaba como un falso documental, con entrevistas a especialistas acerca del caso y como un reportaje con cámara en mano del traslado de los aliens. En este punto la cinta conserva su esencia de proyecto diferente, sin embargo conforme se dispara la acción, se presentan escenas inverosímiles, persecuciones fuera de lugar, actos heroicos que no van de acorde a su estética y la cámara en mano desaparece y volvemos a una narrativa común y corriente. Si se pretendía una nueva mirada de la ciencia ficción, al punto de acercarla a un nivel de realismo -tratado como un tema de investigación- no había porqué introducir elementos tan dispares. Si se quería agregar violencia o acción se hubiera podido lograr bajo el mismo tono realista, como un reportero de guerra. La cámara juega con nosotros y en ocasiones sentimos cotidianos a los extraterrestres y en otras volvemos a estar apartados al darnos cuenta que sólo vemos una película de aliens, con su nave similar a la del Día de la Independencia, y máquinas que parecen extraídas de Transformes, eso si, sin Megan Fox incluida. El valor de Sector 9 estaba en apartarse de todo eso y ser diferente. A estos fallos, se agregan incoherencias en la trama, no se explica cómo extraterrestes y humanos lograron entenderse y por momentos los aliens parecen débiles cuando en verdad cuentan con armas capaces de destruir a un gran ejército. Es triste que la cinta se caiga al incluir un héroe que un principio no sabía ni levantar un arma y se convierte en Bruce Willis, además de incluir villanos que caen en los clichés. Conforme avanza la película pierde sutileza ymisterio y su lenguaje de denuncia se pierde entre tanta explosión y balacera.
Se espera que una cinta seria no juegue con el espectador, quien busca aferrarse a la idea original, a la frescura, pero la trama destruye cualquier buena intención.
Se agradece la denuncia, el hacernos ver que cualquiera puede ser diferente y segregado en cierto punto de su vida y sólo sintiéndose así comprenderá lo dañino del racismo, también se aplaude la idea de llevar la ciencia ficción y el tema alienígena a terrenos nuevos, casi desconocidos para este género, sin embargo no se le perdona cambiar el rumbo, perder la esencia y traicionar al espectador que buscaba en Sector 9 una de esas joyas coleccionables que cambian las estructuras del cine y no explosiones sosas que no aportan nada nuevo. Las excelentes ideas no siempre concluyen en obras de igual magnitud.


CALIFICACIÓN: REGULAR.

domingo, 18 de octubre de 2009

El cine: la mejor arma

Esta crítica es especial, ya que hablaré uno de los mejores filmes exhibidos este año en México (compite con El Luchador), se trata de la obra maestra de Quentin Tarantino, su mejor obra hasta ahora sin lugar a dudas y que lo muestra más maduro. Bastardos Sin Gloria (Inglourious Basterds) es simplemente una joya, sin fallas, perfecta de principio a fin. Este Tarantino da miedo, asusta su capacidad fílmica no sólo para complacerse con un filme lúdico sino creado también para entretener a las masas. Con esta cinta el director de Pulp Fiction termina de consagrarse y entra a la historia del cine.
No hablaré de la trama, eso mejor que lo descubra usted. Prefiero decir que Tarantino se aventuró a hacer un western que hablara de los nazis y lo logró. Cuadro a cuadro la cinta es un homenaje al cine, a todas las influencias que este gran director tiene en el cerebro, ya que antes que otra cosa Tarantino es un consumidor de películas. Las devora y aprende de cada una de ellas para luego vomitarlas con su particular visión. La banda sonora incluye tanto música clásica como al maestro Ennio Morricone, es un filme el cual hay que observar miles de veces para descubrir cada referencia de otras cintas. La trama pasa a ser lo secundario, ya que el espectador está ante una clase de cine, un filme de época que debe ponerse como ejemplo en las escuelas cinematográficas, lo que importa es el fondo, el tratamiento que hace Tarantino, su venganza.
Hablando de las actuaciones simplemente son espectaculares, tanto de los tres actores principales como del batallón de personajes secundarios que habitan en la cinta. Cada uno tiene su personalidad y Tarantino se encarga de describirla, hablaré de los protágónicos para no extender este post hasta el infinito, pero cabe señalar que cada actor se merececía unas líneas y eso sólo se debe al trabajo del director, quien pone cuidado en los diálogos, en que los personajes tengan un esqueleto sólido, se fija en que la cinta se hable en lenguaje original de cada sitio en el que se supone se desarrolla la acción, más allá de que esto sea sólo una nueva fábula sobre la guerra con muy poco rigor histórico.
El que se lleva el filme es el actor austriaco Christoph Waltz, quien interpreta al villano principal, el coronel nazi Hans Landa. Waltz tiene una larga trayectoria, sobre todo en la televisión europea, y ahí el mérito de Tarantino de buscar caras nuevas para Hollywood, pero más que apostar por alguien, sabe que ese "desconocido" le va a dar lo que necesita, su basta experiencia como consumidor de cine le da la intuición para cosechar lo mejor de sus descubrimientos. Waltz desarrolló uno de los villanos más deliciosos de la historia del cine, a pesar de su maldad, de su fineza antes de perpetrar acciones violentas (la genial secuencia inicial por ejemplo) el espectador no puede más que enamorarse del cinismo de este personaje, de su tranquilidad que está a punto de estallar en cualquier momento, esa capacidad para controlar todo su entorno, hablar a la perfección el inglés, el alemán, el francés y el italiano, su maldad se siente en cada uno de sus gestos pero no es repulsiva, simplemente brillante, una clase de actuación que debe aplaudirse y se merece miles de premios, Óscar incluido.
Brad Pitt es el gancho comercial, el nombre más conocido en el filme de Tarantino que no podía quedarse sin una estrella y qué mejor que una representativa de nuestra época. También el esposo de Angelina Jolie se gradúa, había mostrado parte de su genio actoral en cintas como Cerdos y Diamantes (Guy Ritchie, 2000), El Club de la Pelea (David Fincher, 1999), 12 Monos (Terry Gilliam, 1995) y Quémese Antes de Leerse (Ethan y Joel Coen, 2008), en todas estas películas hay un común denominador, grandes directores atrás de ellas. Bien dirigido, Pitt alcanza niveles muy altos, y aquí no fue la excepción al interpretar a Aldo Raine, "El Apache", sureño y encargado de liderar a los Bastardos en el exterminio de los nazis, quitándoles el cuero cabelludo después de matarlos, hermosa referencia western. Pitt logra el acento, la frescura y el dominio de la comedia, esperamos una broma de humor negro de su personaje cada momento, su actuación es inolvidable porque nos hace olvidarnos que en otros tiempos fue considerado sólo un galán. Hay una escena memorable en donde se hace pasar por un italiano en donde su cara a lo Marlon Brando hace reir a carcajadas, también excelente y por lo menos será nominado al Óscar, debe serlo si lo fue por Benjamin Button (Fincher, 2008) en donde sólo se basó en el maquillaje para lograr una actuación decente.
El personaje femenino principal es el de la francesa Mélanie Laurent, quien interpreta a Shosanna Dreyfus, una joven judía que logró escapar de niña de loshombres de Landa. En ella habita la venganza, su mirada suave y tierna esconde a un ser a punto de desmoronarse pero al mismo tiempo con el deseo de desahogar todo su dolor. El Tour de Cine Francés nos había permitido conocerla a través de El Cuarto de los Muertos, en donde interpretó a una detective novata. Aquí su mirada dulce sirve para enamorarnos de su belleza que atrapa pero nos advierte que no hay ingenuidad en ella. La francesa se luce cuando se trata de momentos de tensión y a través de este filme se abrirá paso en los caminos del cine estadounidense, su belleza le ayuda, pero su capacidad de mutar y convencimiento la sostienen.
A pesar de ser un filme altamente violento y explícito, cada gota de sangre está justificada, incluso divierte, de hecho no son los momentos de mayor tensión. La violencia está antes de los disparos, en el previo, en el acoso, en un vaso de leche, en comer un strudel de manzana al lado del enemigo, ahí es donde la película se sufre, no en los disparos o en batazos destruyendo cabezas, en esos instantes todo se libera. El filme es eso, una catarsis, consumar la venganza.
Lo genial también se da en la mezcla de géneros, la cinta es un wetsern, un filme de guerra, de humor negro, de venganza a lo Kill Bill, de espionaje, todos los Tarantinos están aquí, y confluyen de la mejor manera, incluso el que tiene la fascinación por el cine clase B. La película nunca se siente forzada y uno se pregunta porqué nadie se había atrevido a tratar el tema de la guerra de la manera como lo hace el director de Perros de Reserva. Todo fluye natural.
Visualmente es impactante. No sólo en la ambientación de los años cuarenta, o en las escenas de violencia. Quizás Tarantino sea uno de los directores que mejor maneja la cámara. En la cinta se encuentran todos los planos, ángulos y movimientos posibles y cada uno de ellos utilizados de la mejor manera para acentuar el discurso de la escena.
Otro detalle interesante es que, como lo hizo en Kill Bill, Tarantino utiliza la capitulación que va dividiendo la cinta. Esto le ayuda a lo siguiente: desarrollar sus secuencias de manera aislada pero al mismo tiempo con un hilo donductor. Dar en cada capitulo énfasis a diversos personajes y así hacerlos crecer en cada momento. Brindar respiros a los espectadores y hacerlos ver que son parte de una fantasía, que la ficción-a pesar de tenerlos interesados como en un libro-no los absorba por completo, mantener esa distancia necesaria para que la cinta sea disfrutable como obra y no por su realismo.
El cine es un arma, muy poderosa y Tarantino lo sabe, por eso las escenas finales de la cinta son maravillosas, me gustaría contárselas y describir la perfección lograda pero quizás no haya visto ya el filme y lo arruinaría todo. Puedo decirle que el director utiliza el cine como la mejor bomba, ese medio para lograr la catarsis, la venganza, cambiarlo todo, la ficción aplastando a la historia, a la versomilitud, los fantasmas del pasado reviviendo en celuloide para cambiar el presente y lograr lo que la mayoría de la humanidad hubiera querido.
Sin duda, el Tarantino de los Bastardos... es el mejor hasta ahora, y él lo sabe y se atreve a decirlo en la misma película a través de Aldo Raine. Es por eso que estamos frente a un monstruo dispuesto a seguir comiéndonos con sus películas y marcar sus huellas profundas en la historia del cine. Sí, esperemos que esa bestia nos siga recordando los poderes del cine. No, que este no sea el clímax, y Tarantino nos lleve a lugares insospechados.

CALIFICACIÓN: OBRA MAESTRA.


miércoles, 14 de octubre de 2009

La moda como discurso

El Tour de Cine Francés de este año llegó a su fin con el estreno de su carta más fuerte: Coco Antes de Chanel (Coco avant Chanel), filme dirigido por Anne Fontaine, quien ya tiene una destacada trayectoria en el cine galo, pero esta película es sin duda la que la coloca en un plano de fama mundial, sobre todo por la relevancia del personaje a quien retrata.
La trama se encarga de mostrarnos la vida de Coco Chanel (Audrey Tautou) desde que era una pequeña y fue abandonada por sus padres, su camino en los cabarets en búsqueda de su sueño de convertirse en cantante y sus relaciones amorosas tanto con Etienne Balsan (Benoît Poelvoorde) y Arthur "Boy" Capel (Alessandro Nivola) que le permitirían llegar a posicionarse en lo que sería su carrera definitiva, además de marcarla como persona en lo que concierne a su capacidad de relacionarse con los hombres, y la definición de lo que el amor era para ella.
Los aciertos en esta cinta radican en explotar de manera sutil el discurso revolucionario de la moda que impuso Chanel. La francesa abogaba por una mujer libre, liberada de las plumas, del corsé, de todo aquel artificio que la hiciera parecer sometida y superficial. Su fuerza femenina la impulsó a crear diseños para una mujer dispuesta para el trabajo, valerse por sí misma y al obtener independencia económica, conseguir su libertad en todos los aspectos, incluso en la manera de sentir el amor, al no idealizar el matrimonio y sólo dejarse llevar por la pasión del momento.
En cada detalle del vestir, en cada frase, se muestran los pensamientos de una mujer que más que cambiar el mundo de la moda, intentó modificar las concepciones machistas que la rodeaban, quizás si se hubiera desarrollo en otros ámbitos Chanel no hubiera sido modista, tal vez si hubiera tenido un arma en vez de una aguja los caminos de la revolución la hubieran adoptado, era un ser que se expresaba desde la tribuna que mejor sabía y se atrevió a mostrarle a su género la puerta hacia la libertad. Desde el miedo a perderse surge el cambio, la ambición por no haber tenido nunca nada y luchar a través de lo que para ella era casi un talento natural. Destrozar esos parámetros y hacer que las mujeres se dieran cuenta que su idea de felicidad sólo era una máscara, Chanel podía verlas, intuir el deseo que había en ellas. Esto es lo que muestra la cinta y lo hace de gran manera, es un filme que más que intentar crear una simpatía hacia el personaje, es sólo un retrato de una mujer que se atrevió a ser diferente, que puso palabras en la moda.
La cinta se sostiene porque nunca intenta endulzar a Chanel, es decir, la muestra como un personaje distante, que carga la oscuridad de su pasado, con resentimientos, desconfiada, con una coraza que la protege. La cinta narra bien la oscuridad que rodeaba a esta mujer, además de establecer la tragedia como un punto base, sin embargo se agradece que nunca se intenta manipular al espectador, todo sucede en un tono real y crudo, no hay melodramas ni llantos falsos, Chanel pone el rostro duro y encara al destino.
A pesar de que la vida de Chanel es otra más de estas historias de superación en donde alguien de la nada construye un imperio, es un acierto que Fontaine prefiera mostrarnos el lado amargo, ese que ni siquiera contaba con el sustento económico para sobrellevar las soledades y las marcas dejadas por el pasado. Es un filme que tampoco aspira al triunfalismo, al sí se puede, no recurre a las estragegias empleadas por cineasta como Gabriele Muccino en cintas como En Busca de la Felicidad. Todos sabemos antes de ver el filme que el éxito llega, que Chanel pasó a la historia como una de las más grandes de la moda pero para Fontaine esto no implica que la sonrisa se apodere del rostro y sea capaz de borrar el pasado. Al contrario, el éxito se vuelve más como una cachetada al mundo que un disfrute personal.
Visualmente la directora logra una gran ambientación y sobre todo, como era de esperarse, es en los vestuarios donde se acentúa su preocupación, principalmente en esos detalles que permitan que Chanel hable sobre lo que piensa, qué significan las plumas en los sombreros, el exceso de joyas, todo aquello que gracias a personas como ella ya no consideramos elegante.
En la parte actoral quizás para muchos Tautou no va a dejar de ser la actriz de Amélie y se extrañe esa frescura con la que se apoderó de la pantalla en esta cinta del año 2001 que la lanzó a la fama, pero aquí logra representar a un personaje más seco, al cual es difícil ingresar, contenido, que debe expresar más con la mirada y adoptar una actitud masculina para apoderarse del mundo. Tautou logra convencernos, se la ve físicamente preparada para el personaje, quizás con unos kilos menos, además de que es una actriz que sabe mantener a flote películas en donde sólo ella debe hacerse cargo de todo y lidiar con la responsabilidad del éxito o fracaso de la creación del personaje.
Si hay fallas en Coco... es que por momentos la fuerza narrativa que arrastra desde el comienzo cae un poco hacia el desarrollo, tal vez el ser sólo un pequeño retrato de la vida de Chanel nos obliga a concentrarnos en las historias de amor y en su relación con los hombres. Quizás más extractos de su infancia, de su lucha personal e interna hubieran agregado una mejor panorámica al sufrimiento de Chanel. Intensidad es la palabra de la que carece este filme, sin embargo tampoco se espera que sea la cinta del año, es sólo una fotografía bien narrada y que a pesar de ser simple no decepciona.
Es un lenguaje a través de un botón, de un cuello, del escote de una espalda que se atreve a ser atrevido pero acompañado de la elegancia del negro. Color que Chanel decía reafirmaba los ojos. Fontaine nos lleva una vida que ayuda a quitarle el lado superficial a la moda que nunca ha tenido sin embargo goza de ese mal prestigio. La ropa es un discurso, un reflejo de lo que pensamos, de lo que somos, de lo que se nos permite o se nos obliga a ser y Chanel lo sabía, por eso deseaba más que el éxito la libertad, demostrarle a los demás que podía triunfar a pesar de estar destinada a vestirse de tragedia.


CALIFICACIÓN: BUENA

viernes, 9 de octubre de 2009

El camino hacia la virtualidad

Después de seis años sin dirigir en la pantalla grande (quizás por el fracaso que significó Terminator 3) Jonathan Mostow regresa con Identidad Sustituta (Surrogates 2009) y a pesar de que no logra una joya maestra de la ciencia ficción, es indudable que da un paso adelante en su carrera.
La trama se desarrolla en un futuro cercano en donde los seres humanos ya no desarrollan sus funciones por sí mismos, sino que utilizan un robot sustituto hecho a sus gustos para que trabaje, se comunique y desempeñe todas las funciones cotidianas e incluso relaciones personales. Mientras tanto, el dueño de ese sustituto lo maneja a distancia desde un sistema computarizado. Más que una Matrix en donde todo se desarrollaba en el mundo de las computadoras, aquí los humanos viven a control remoto. Todo es perfecto, es un mundo idealizado donde todos son bellos hasta que sucede un asesinato. Un robot es destruido sólo que el arma capaz de matarlo también acaba con la vida del hombre que lo maneja, aquí entran a escena los detectives Tom (Bruce Willis) Greer y Peters (Radha Mitchell).
El filme no pierde tiempo y con pocos minutos ya estamos inmersos en esta nueva realidad humana y el misterio a resolver, es un acierto ya que logra atrapar al espectador desde el inicio y en este caso no se ve apurada sino directa. Es un filme muy rico en la parte visual sin llegar a grandes logros en efectos especiales, la estética del mundo bello, los rostros de los sustitutos, la tecnología empleada para manejarlos, describe a la perfección los deseos humanos de ser ese otro que soñamos.
Más que en el desarrollo de la trama o como obra en general, Identidad... es valiosa por los temas que trata, que si bien no son del todo originales, sí tienen una visión más actual y sobre todo posible, cercana, lo cual la acercan a una credibilidad que el espectador puede comprar y no tiene que concederle mucho terreno a la fantasía, debido a que de alguna u otra forma ya vivimos una especia de virtualidad, ya somos otros, podemos tener otro nombre en una red social y poner una foto de alguien más; al mismo tiempo de estar comiendo en el trabajo estamos platicando con un amigo de otro continente, cada vez somos más absorbidos por estas redes de computadoras en vez de simplemente platicar, las charlas en los cafés no son tan populares como el twitter (el sumum de la dependencia a estas redes), la comodidad de la silla, la seguridad de la virualidad que nos hace menos vulnerables al roce social, al posible secuestro, a esos estornudos que acarrean virus, todo eso nos apega a la máquina, que nos cobija de nuestras inseguridades y de nuestros miedos. De una u otra manera todo esto se plantea en el filme, tener a alguien más que corra riesgos mientras vivimos en la comodidad de un cuarto.
La persecución del cuerpo perfecto va de la mano, cada quien puede tener el sustituto a su medida, pintar el cabello del color exacto, las mujeres tener las curvas soñadas, hombres con abdominales perfectos y sobre todo un rostro de juventud eterna, sin esas horribles arrugas que marcan los años, otra de las obsesiones de nuestra época, por eso el filme es próximo y el espectador lo adopta, más allá de sus logros artísticos.
El otto tema interesante que se aborda es que no todos tienen un sustituo, hay humanos que por ideología o por simple incapacidad de acceder a este beneficio, se vuelven seres relegados, subersivos, ajenos al sistema que ha implantado como norma vivir con un sustituto. Se crea una lucha entre los humanos y las "máquinas", los nostálgicos son los marginales.
La trama se desarrolla de una manera aceptable y además de servir para cuestionar esta nueva forma la existencia, también se va generando un interés en el espectador a pesar de que no hay grandes sorpresas.
Las fallas aparecen porque más que realmente dedicarse a un ejercicio en el que se profundize en los temas anteriores, Mostow agrega la acción que tanto le atrae. Bruce Willis tiene que ser Bruce Willis. Identidad... se aleja de la elegancia u oscuridad de cintas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y prioriza más el aspecto del héroe y explosiones, acercándose más a películas como Yo Robot (Alex Proyas, 2004) o La Isla (Michael Bay, 2005) aunque no tan fallida como esta última. El filme de Mostow transcurre con temas inteligentes y un guión entretenido pero le faltaron menos lugares comunes para concretarse como una obra a recordar.
Por el lado actoral ,Bruce Willis es muy difícil de juzgar, sigo sin poder emitir un juicio sobre su capacidad histriónica, en ocasiones demuestra que tiene el talento para interpretar diversos roles y generar matices en sus personajes, pero hay ocasiones en que confirma que sólo es un tipo rudo. Aquí su actuación se balancea entre sus posibilidades y sus desatinos al dar vida a un detective adaptado a la nueva vida de los humanos pero que añora el pasado, etraña a su hijo que falleció y desea volver a ver a esa esposa con imperfecciones en el rostro pero es la que ama y no esa belleza falsa a la que saluda todos los días. Por momentos Willis agrega sensibilidad, pero por instantes su cara de chico malo lo hacen risible, quizás por eso funciona cuando se burla de su propia imagen.
Como conclusión, podemos decir que Identidad Sustituta es un buen ejercicio para señalar hacia dónde podría devenir todo este mundo virtual que nos consume, y nos aleja de la vida. Representa también un paso adelante para Mostow, que con este trabajo borra la mala imagen de Terminator 3. Se habla que su próximo proyecto es una nueva versión de La Familia Robinson. Por lo pronto, es tiempo de poner el punto final y escapar de este mundo virtual, mejor hablemos de cine en un café.
CALIFICACIÓN: BUENA.

jueves, 8 de octubre de 2009

Estancados en Siberia

Brad Anderson, quien con El Maquinista (2004) se mostraba como uno de los directores norteamericanos más prometedores, realizó una apuesta al aventurarse a un cine más comercial pero al que mismo tiempo conservara esa esencia oscura de su filme anterior. Sin embargo, todo lo conseguido por el realizador hace cinco años, se perdió en una mala jugada, ya que El Expreso De Medianoche (Transsiberian) es una caída dolorosa en su carrera.
La historia nos narra el viaje que realiza una pareja estadounidense en el tren Transiberiano, que viaja desde China hasta Rusia por toda la Siberia. Roy (Woody Harrelson) y Jessie (Emily Mortimer) aparentemente viven un presente feliz. Él es fanático de los trenes por eso optan por esta opción en vez de la comodidad de los aviones. Dentro de los vagones entablarán una amistad con la pareja formada por Abby (Kate Mara) y Carlos (Eduardo Noriega), quienes no son lo que aparentan y es ahí donde comienzan los problemas, las intrigas y la avalancha de nieve. A todo esto, se suma el personaje del detective Grinko (Ben Kingsley) quien investiga el asesinato de un traficante de drogas.
El comienzo de la cinta y la forma de involucrar al espectador quizás sea el mayor acierto de Anderson. El ritmo de los primeros minutos es interesante ya que la cinta nos sitúa pronto en el centro de los hechos sin ser apresurada, se logra generar un interés en los personajes y en cada instante se aguarda por el catalizador que lleve todo hacia la tragedia. Esa tensión y oscuridad que el director pretende en sus personajes se evidencia y hacen saber que algo se esconde entre toda esa alegría.
Aunado a esto, conforme los minutos avanzan se agradece que el guión sea sopresivo y tenga un par de escenas memorables. La mayoría de los personajes están bien construidos y muestran varios matices, á excepción de Roy, quien es el más detestable de la cinta debido a su falta de complejidad. Más allá del buen inicio y de diversas sorpresas en un guión, que tiene que serlo para no morir a la media hora, esta nuevo trabajo de Anderson no muestra muchas más cualidades. Quizás la parte visual sea otro punto a favor, ya que es diíficil filmar bajo estos escenarios naturales tan complicados y es interesante ver cintas de suspenso que se atrevan a salir de la comodidad. La sensación de viaje y estar en un medio desconocido agrega un toque de fragilidad a los personajes, los cuales s sienten vulnerables en cualquier momento.
Entrando en las fallas, lo peor de El Expreso... es que se derrite, la nieve sirve para muchas analogías y en este caso queda perfecta. Sobre la parte final se cae a pedazos, se vuelve inconsistente y algo que podía salvarse por su inteligencia inicial se derrumba al buscar la salida fácil, la solución increíble a un filme que hubiera podido mantener su elegancia, todo se vuelve inverosímil y eso ofende a un espectador que debe creerse lo que Anderson le propone, el director apela a la complacencia y en una película de este tipo no debe presentarse este hecho porque si no cae en el error de la mayoría de los filmes de acción.
Otro punto que se diluye es la profundidad de los personajes, los cuales se vuelven planos y sólo ejecutores de acciones, sus puntos de vista de la vida se olvidan en la parte final, como si lo importante fuera sólo resolver la cuestión más allá de la personalidad de cada uno de ellos. Todo sucede muy rápido y lo que se planteaba como un misterio que iba a saborearse poco a poco se nos presenta a pasos apresurados para resolvernos todo lo que ocurre y sólo ser partícipes de lo evidente.
En cuestión ideólogica para muchas mujeres el filme puede ser machista, quizás sea una forma de verlo o Anderson sólo quiso ser original. Lo que sí, y ahí no hay espacio para polémicas, El Expreso... es racista, ubicando a los chicos malos con nacionalidades ajenas a la estadounidense, además de ser confusa ya que no se establece en un punto concreto, su visión sobre el capitalismo puede ser crítica, pero luego hay frases de desprecio ante los rusos, ante China, problemas en los que incluso ni siquiera tenía que haberse inmiscuido el director, la cinta hubiera sonado menos artificial con diálogos sólo encaminados a la trama y alejados de cualquier discurso que no vale la pena incluir si éste ni siquiera tiene una postura.
En la parte actoral la película decepciona. Cuando en el reparto se presentan los nombres de Harrelson, Kingsley y Noriega uno espera duelos actorales, los cuales nunca se presentan. El personaje del primero es plano, un típico norteamericano bien portado, noño y que no tiene lados oscuros, para colmo Harrelson lo hace aún más exagerado y vemos casi a un tonto en pantalla. Lejos han quedado los días de ese actor que impactó en Asesinos Por Naturaleza (1994) o La Gente Contra Larry Flint (1996), realmente ver a Woody causa tristeza. En lo referente a Kingsley es obvio que es garantía en lo que hace, pero tiene pocos minutos en pantalla y no es un personaje que le permita lucir sus condiciones, desaprovechado totalmente. Noriega luce pero es víctima del estereotipo que se le impone a los actores latinos, tiene que ser el típico español cachondo que conquista a todas la mujeres, su galanura le ayuda a desarrollar el personaje además de que se nota su capacidad de agregar frescura pero no es el mismo de Abre Los Ojos o Tesis en donde no era víctima de su nacionalidad, también le faltó protagonismo. Quizás por ser el personaje con más claroscuros y mejor desarrollado, Mortimer, se termina apoderando del filme, también le ayuda que la trama gira en torno a ella y es el hilo conductor. La británica tiene una larga trayectoria en películas como Match Point pero en pocas ocasiones había tenido un rol principal.
Brad Anderson debe olvidarse de estos filmes comerciales y dedicarse a lo que demostró sabe hacer: ahondar en la mente del ser humano, ser innovador, presentar propuestas radicales y entregarse a su arte más que al éxito económico el cual tampoco está garantizado. Esperemos que el director regrese a su camino y pueda salir de esa nieve en la que se ha hundido antes de que se muera de frío, congelado en la búsqueda de la taquilla.


CALIFICACIÓN: MALA.



domingo, 4 de octubre de 2009

Los demonios del pasado

Dentro del Tour de Cine Francés de este año, se presentó una cinta que demuestra el interés del cine galo en el desarrollo de películas de suspenso interesantes, inteligentes y que puedan mantener al espectador al filo de la butaca. El director Alfred Lot hizo su debut con El Cuarto De Los Muertos (La Chambre Des Morts), y a pesar de que hay ciertas fallas que la alejan de ser una gran obra, sí se convierte en una cinta memorable.
La trama une de manera perfecta a los personajes desde el principio. En Lyon, un secuestrador está a punto de matar a una niña, al mismo tiempo dos hombres manejan en un carro a toda velocidad tras haber cometido un acto vandálico en la empresa que los despidió, sin embargo, en su camino se les cruza un hombre al cual atropellan y que lleva un maletín lleno de dinero el cual deciden mantener en su poder ante la crisis económica que viven, el secuestrador ve todo desde su ventana, a partir de ahí, la joven detective Lucie Hennebelle (Mélanie Laurent) será la encargada de resolver el misterio tras las muertes del hombre atropellado y de la niña secuestrada.
Uno de los principales aciertos de la cinta es que logra mantener al espectador emocionado y en la búsqueda del culpable, lo vuelve un detective más y hace que con los pequeños guiños que nos presenta ayuden a descubrir poco a poco el misterio.
Los diversos personajes que se nos muestran en El Cuarto... están bien desarrollados y con varios matices, no hay malos ni buenos en un sólo plano. El personaje de Lucie es una detective fuera de lo común, ya que es una madre de gemelas, joven y que gana protagonismo minuto a minuto, se va haciendo fuerte y refleja la fuerza femenina de la cinta. Es un filme en donde mujeres afectadas en su pasado buscan de diversas maneras hacer cenizas los demonios que las atormentaron de pequeñas.
Otro punto a destacar es que Lot sabe que a pesar de los toques únicos con los que maneja el guión y su particular ojo, está consciente que no ha creado un filme cien por ciento original y aprovecha para hacer un homenaje a El Silencio De Los Inocentes, tanto a la obra escrita de Thomas Harris como al filme de Jonathan Demme, de hecho diversas secuencias son ejecutadas de una manera muy similar.
Otro punto importante es que a pesar de que está construida para buscar el entretenimiento de la audiencia y llevarla de la mano por los caminos del suspenso, trata de poner mayor énfasis en los problemas femeninos que en la búsqueda de la gran sopresa o del final impactante, se preocupa más por ser una obra redonda y no perder la elegancia. El destino es otro tema abordado, la cinta arranca de esa manera y los involucrados en el hecho ven una forma de cambiar su suerte, incluso la situación de pobreza y de estar perdidos en una Francia con pocas oportunidades nos muestra a personajes dispuestos a llegar al límite para salir del agujero en el que se encuentran.
Por otra parte, el perfil del secuestrador se delinea de forma correcta, ya que no se trata sólo de un demente o alguien malo por naturaleza, en su modus operandi hay todo un perfil de alguien afectado por su pasado y obsesionado por la búsqueda de la belleza, por lograr que la vida permanezca, por detener lo efímero, congelar la infancia en un instante, quizás dejar grabada en una niña la sonrisa para que la vida no se la quite. El Cuarto... funciona de manera poética y adquiere cierta profundidad cuando se aleja de los momentos típicos como persecuciones o el investigador solucionándolo todo con horas de trabajo y un gran cerebro que le permite conectar todos los detalles.
Quizás ese el mayor error de la cinta, resolverlo todo de manera muy rápida y acomodarlo casi de forma obligada hacia el final que se pretende. Considero que rumbo a los últimos minutos se pierde la naturalidad que se presentaba desde su escena inicial y todo trata de embonarse de una manera muy súbita. No hay espacio para un final más climático, el desenlace es anunciado y decepciona no tanto por lo que ocurre en la trama, más bien por la manera de ser presentado.
En la parte actoral no hay grandes despliegues que merezcan una mención aparte, el peso de la cinta se basa en la juventud de Laurent para hacer creíble a un personaje femenino que busca la verdad y está dispuesta a todo por descubrirlo todo, la actriz mantenie el nivel de fragilidad necesario para no crearla capaz de lograr cualquier objetivo.
Un aspecto que destaca es la parte visual, hay escenas impactantes, sobre todo aquellas que se relacionan con el disecado de animales, así como secuencias y encuadres que ayudan al manejo de suspenso de una manera muy acertada. La cámara de Lot es elegante acompañada de una fotografía que apoya el discurso de la intriga, oscuridad, luces tenues y un mundo oscuro en el cual se esconden los pecados de otros días.
Más allá de que no escapa a algunos lugares comunes, El Cuarto... se sabe un homenaje al cine de suspenso norteamericano, es consciente de lo que es y logra su mayor objetivo: tener en la palma de la mano al espectador. Más allá de que se cae sobre la parte final y de que los secretos no son tan difíciles de deducir, el secreto es que el ritmo narrativo es imponente y eso hace fuerte a este filme. Lot entrega así un buen primer trabajo que le servirá en su carrera como un punto de partida sólido el cual lo puede llevar a hacerse cargo de proyectos más ambiciosos.
Mujeres atormentadas por su pasado y la diversas formas de enfrentarlo es una manera de resumir este filme, el cual tiene su mayor virtud en no perder la elegancia, mantenerse como una coherente película de suspenso y que al no buscar la originalidad y concentrarse en seguir un ejemplo obtiene buenos resultados, aunque quizás éstos hubieran sido superlativos con mayor cantidad de reisgos y con la capacidad de mantener el aliento y la misma fuerza hasta el final, llegar a ese cuarto en donde el espectador se queda atónito y le dan ganas de aplaudir, por ahora Lot sólo se gana un reconocimiento silencioso y la esperanza de que un futuro se habrá atrevido a despojarse de sus demonios fílmicos para ser él mismo.


CALIFICACIÓN: BUENA.


jueves, 1 de octubre de 2009

Como una cebolla

El experimentado director Claude Chabrol, se hace presente en el Tour de Cine Francés de este año con dos filmes, Una Chica Para Dos (La Fille Coupée En Deux) y El Inspector Bellamy, hoy hablaremos de la primera y que el realizador estrenó hace dos años.
La trama aparenta sencillez, Gabrielle una joven hermosa (Ludivine Sagnier) es sólo una cara bonita que se encarga de dar el pronóstico del tiempo en una televisora de Lyon, por este medio conocerá al emitaño escritor Charles Saint-Denis, (François Berléand), un hombre de más de cincuenta años, quien goza de una gran fama, además de ser un seductor y sucumbir ante la belleza femenina. Sin embargo, en medio de ambos se interpondrá Paul (Benoît Magimel), un joven millonario y caprichoso que odia al escritor y que también queda impactado con la hermosa Gabrielle al conocerla en una librería.
El filme tiene varias capas y ese es su mayor acierto, lo que al parecer es sólo un filme en donde queda de manifiesta un triángulo amoroso sirve para sacar a la luz varios sentimientos del ser humano los cuales distan de ser puros o carentes de malicia.
Es un filme muy femenino, en donde las mujeres son parte de los caprichos de los hombres las cuales las perciben como un objeto manipulable. El personaje de Gabrielle representa esa inocencia inherente a su juventud, posee una gran belleza de la que parece no darse cuenta, es víctima al cree en el amor y su condición social también la define. Es el único personaje protagónico que no forma parte de la aristrocacia francesa, Paul es un millonario que vive de la herencia y lo que le dejó su padre, Charles debido al éxito de sus libros se encuentra en una posición cómoda y que también le permite sólo dedicarse a la literatura y a satisfacer sus placeres. Gabrielle nunca rompe esa inocencia, se entrega sin más, es un personaje casi puro que no busca algo más allá de sus acciones.
En cambio, los personajes masculinos se relacionan con Gabrielle alejados de cualquier utopía del amor eterno, de la pasión entregada. Desde el principio Charles deja claro que él será quien marque los ritmos, dice amar a la chica pero la usa más como un trofeo, la endulza con palabras que distan de los hechos y no desiste a su matrimonio el cual se presenta como sólido más allá de las infidelidades que están sobre la mesa.
Paul tampoco ama, se encapricha por tener, poseer todo lo que le gusta y más si se lo puede quitar a alguien que odia. Esta rabia surge porque el escritor conoce su pasado, sin embargo el filme deja claro que ningún hombre puede juzgar al otro.
Gabrielle se mueve casi sin voluntad, busca complacer y dejarse llevar más por el corazón, lo cual la hace frágil ante seres tan cerebrales, un hombre que necesita un juguete y un joven que sólo busca poseer para lastimar.
Si se sigue adentrando en la cebolla, la cinta no sólo indaga en los sentimientos relacionados al amor, es una crítica a la aristrocacia francesa, a los caritativos que buscan quedar bien en sus círculos pero no son capaces de darle nada a quien tienen cerca, familias adineradas llenas de secretos que ensuciarian cualquier pared.
Más hacia el corazón de la cebolla, Una Chica... también golpea al esnobismo, a la literatura, a hombres sabios pero carentes de sensibilidad, fríos y mentirosos. No hay nunca en esta cinta un amor idealizado, por más que Gabrielle crea que algo le conviene el espectador sabe que en cada hombre que aparece hay algo oculto, cada uno huele un poco mal, por momentos ni siquiera Gabrielle queda inmune. El filme está muy bien dirigido por Chabrol, maneja bien los ritmos y hay verdadera empatía con los personajes; más allá de en ocasiones parece que no pasa mucho siempre hay una sensación de una pesadez latente, la tragedia anunciada y que sólo espera el momento justo para atacar.
Más allá de que el desarrollo de los personajes es muy bueno, hay detalles en ellos que por los vuelven clichés y es donde pierden su fuerza, esto le pasa sobre todo a Paul, la interpretación de Magimel no es del convincente, su estereotipo de rico caprichoso está caricaturizado y es en ese punto donde Una Chica... resulta molesta, de ahí en más Sagnier y Berléand logran buenas actuaciones y la primera agrega varios matices que hacen que la hacen irresistible.
Otro error es que la última escena del filme muestra lo que faltó durante los minutos anteriores. La belleza del final es muy eleveda a comparación de la carencia de poesía que se presentó en los 110 minutos anteriores, más detalles como el del desenlace (el cual no voy a contar) hubieran hecho de esta cinta una experiencia más rica en el aspecto visual. Como último detalle negativo, me parece que hay escenas sobrantes y que el filme se alarga, en ocasiones es necesario dejar ir al espectador minutos antes y ansioso de más.
Una Chica Para Dos es una excelente radiografía de cómo cada individuo tiene una forma distinta de acercarse a la pasión y de comprometerse ante el amor; es también un mapeo de las clases altas y la hipocresía que las caracteriza, es una forma de no idealizar a la literatura ya que los escritores no son sólo personajes románticos y taciturnos, éstos también son oscuros y no se escapan del vacío.
Sí, de primera impresión esta cinta parece simple y plana, pero al siguiente día nos daremos cuenta que comimos una cebolla que tarda en digerirse.
CALIFICACIÓN: BUENA.

martes, 22 de septiembre de 2009

Prision Break a la francesa

Dentro del Tour de Cine Francés en México se exhibe una cinta que parece todo menos francesa. Por Ella, película dirigida por Fred Cavayé, realizador de una trayectoria naciente y que puede tener un gran futuro si es que cuida los detalles en sus guiones, ya que demuestra tener un buen ritmo cinematográfico.
La trama se centra en la pareja formada por Julien (Vincent Lindon) y Lisa (Diane Kruger) quienes se ven felices, apasionados y compartiendo los primeros meses de la vida de su hijo. Un día la policía llega y detiene a Lisa por haber cometido un asesinato. De ahí, el filme brinca tres años para mostrarnos la transformación del Julien, quien de ser un simple profesor terminará diseñando un elaboradísimo plan para que su mujer pueda fugarse de la prisión en la que se encuentra.
Lo más sobresaliente del filme es el ritmo con el que se desarrolla. El guión nunca suelta al espectador y lo mantiene atento a toda la intriga y los pasos cada vez más complicados y oscuros que da Julien. El ritmo inicial y la primera media hora es lo más destacable ya que funciona como un excelente gancho que no permite escapar ni caer en el aburrimiento, hay misterios que resolver, esperamos una intriga mayor y creemos que el personaje de Julien será frágil en algún momento y evidenciará que es un profesor que no puede hacer nada más que aceptar la realidad. Por Ella es una cinta bien dirigida y que con el poco presupuesto que tiene logra su objetivo principal que es el entretenimiento y que el público que asiste a la sala cinematográfica pase un buen rato, sin embargo por ahora Cavayé sólo deberá conformarse con haber cumplido ese objetivo, ya que su obra carece de oscuridad, profundidad y parece diseñada en un estudio de Hollywood, ya que pondera el ritmo y desdeña la inteligencia y credibilidad del guión el cual se va derritiendo como una vela.
El mayor problema es que resulta increíble el plan trazado por el profesor para liberar a su mujer, es un personaje que no concuerda con lo que se propone y termina dando risa por instantes. Los clichés de varias escenas son un gran error, maneras de escapar vistas miles de veces, una Policía que pasa de lo sublime a lo ridículo, así como los delincuentes franceses que de ser crueles se convierten en fácil presa de los engaños de un profesor.
La idea de llevar a una persona común a sus máximas consecuencias es interesante, sin embargo funciona cuando las hazañas del tipo ordinario se desarrollan dentro de un marco verosímil, cuando la suerte interviene o simplemente porque la historia conlleva tintes fantásticos que apoyan al personaje a lograr sus objetivos. En este caso todo se fundamenta en la inteligencia de un profesor que actúa como el más experimentado de los delincuentes, como si el rescate a su esposa fuera otro trabajo más en su lista de escapes de prisiones, sorpresa que podría haber llegado al final en el guión pero nunca se hace presente.
De hecho esa es otra falla de este filme, hay pocas sorpresas. Aunque no siempre son necesarias, resulta decepcionante esperar algo más y no obtenerlo. Por Ella se queda en la anécdota de hasta dónde puede llegar un hombre por amor. Cuando el filme ya toma su forma y sabemos que se engloba sólo en una cuestión, nos queda sólo la sensación de estar presenciando el resumen de una temporada de Prision Break sólo que con menor presupuesto, las tramas son igual de inverosímiles.
En el aspecto visual la cinta no aporta mucho y parece que improvisa en el guión para no tener que filmar grandes escapes de la cárcel. Los exteriores franceses son poco aprovechados y la edición ayuda al buen ritmo y hay escenas interesantes que aportan a la narrativa, aunque tampoco es sobresaliente en este aspecto.
La parte actoral cumple, Vicent Lindon (de amplia trayectoria en Francia) quizás es lo mejor de la cinta. Ya que logra imponer algo de credibilidad a un personaje que no la tiene en el esqueleto del guión, además de que soporta sólo la cinta. Diane Kruger (a quien proximamente veremos en Bastardos Sin Gloria de Tarantino) no participa en escenas climáticas como para hacer de Lisa un gran personaje, además que el posible misterio de la cinta se revela pronto y convierte le roba todos los matices que pudo tener este personaje.
A pesar de todo esto Cavayé debe estar contento, demuestra que su trabajo tras la cámara es interesante, ya que logra entretener con un guión pobre y sin fuerza, quizás con una historia más inteligente consiga una obra de más calidad. De cualquier forma, vaticino que encontrará trabajo en Hollywood, seguramente alguien le ofrecerá un guión de mediana calidad que él intentará rescatarlo de esa prisión del fracaso.


CALIFICACIÓN: REGULAR.