
La trama de su nueva cinta se centra en un guionista y director de cine llamado Mateo Blanco (Lluís Homar), quien se ha quedado ciego y desde ese instante decidió hacerse llamar Harry Caine y escribe gracias a la ayuda de Diego, el hijo de su representante llamada Judit (Blanca Portillo) y con quien ha trabajado a lo largo de varios años. A través de una plática entre Mateo y Diego, el filme viaja al pasado, a los recuerdos, resolver las dudas del muchacho y llegaremos hasta 1994, año en el que Blanco se preparaba para filmar su primera comedia: Chicas y Maletas, en donde conocerá a Lena (Penélope Cruz) quien además de soñar con ser una gran actriz está casada con Ernesto Martel, un poderoso empresario, quien produce la cinta para no apartarse de Lena, ya que está obsesionado con ella a tal punto que le encarga a su hijo que filme un documental de la cinta para grabar todo lo que hace y dice Lena en el set.
Con estos elementos, Almodovar le basta para construir un drama disfrutable, delicioso en diálogos y divertido. El estilo en esta ocasión es un poco más sobrio, no es un Almodóvar tan barroco o lleno de hsiteria como en Kika, Todo Sobre Mi Madre o Mujeres Al Borde De Un Ataque de Nervios. Los Abrazos... cabe más en la línea de Hable Con Ella, aquí el español se toma su tiempo, va al pasado y sólo nos cuenta cómo una historia de amor nace y se rompe en medio de un set cinematográfico, tal como en cualquier ficción.
Los personajes están excelentemente construidos, un guionista y director que no cae en los clichés, es apasionado pero la ceguera le ha quitado vitalidad, un director ciego es casi un muerto, sólo le queda su escritura asistida, al ver un realizador ciego recordamos el filme de Woody Allen, en donde el neoyorquino abordaba la necesidad de la vista para los cineastas en formato cómico. Con la muerte de los ojos de Blanco no sólo se perdió su capacidad creativa, sino el amor que guardaba en ellos, todo lo que sus pupilas podían capturar. El personaje de Lena es una mujer apasionada y hermosa, capaz de enloquecer a cualquiera y dispuesta a conseguir lo que quiere, harta de estar sometida bajo los caprichos de un hombre de poder y que se entrega a Mateo, quien la enaltece en la pantalla y en la cama.
Más allá de un guión que se acerca a la perfección, lo disfrutable de esta nueva cinta de Almodóvar es que para los cinéfilos no es sólo es una historia más, este nuevo filme es un homenaje al cine, hay miles de referencias, desde el seudónimo del escritor, los filmes del neorralismo italiano que "observa" en compañía de Diego, las alusiones a otros escritores como Arthur Miller, y las propias referencias que Almodóvar hace hacia su propio cine.
Chicas y Maletas, la falsa cinta dentro de Los Abrazos... podría formar parte de la filmografía de Almodóvar, es decir, Blanco no es un personaje muy alejado del director, por lo que Pedro está adentro de su propia cinta, ama al cine como lo hace Mateo y siente la misma pasión hacia las mujeres, es capaz de hacer que la pantalla emane sensualidad en detalles como tacones, faldas ceñidas, escotes o miradas.
En cuanto a las actuaciones, Penélope es la chica Almodóvar por excelencia. Nunca se la ve tan bien como cuando está bajo el mando de su amigo, la cámara de Almodóvar la ama y ella corresponde con sus mejores gestos, llantos, y emociones que es capaz de reflejar con su mirada oscura, la boca amplia y ese cuerpo natural y sin silicones que se mueve preciso. Los diálogos del español la ayudan a crear a una mujer que pasa de ser una mujer interesada sólo en el dinero y que acepta maltratos, a una chica que está dispuesta a luchar por sus pasiones, el cine y el hombre que ama.
Lluis Homar también aporta un gran trabajo, recientemente lo recuerdo por su trabajo en La Habitación de Fermat (2004) como uno de los matemáticos encerrados. Aquí su personaje se mueve con frescura, siempre es complejo interpretar a un ciego con naturalidad y en este aspecto Homar logra su objetivo. En sus expresiones vemos el dolor acumulado, la añoranza de otros días y el pasado trágico que lo rodea.
En la parte visual Almodóvar es un genio y alguien que se atreve a innovar. En planos y secuencias el director trata de utilizar toda la gama posible, en este aspecto lúdico se parece a Tarantino, la cámara juega, está viva siempre en Almodóvar y nunca se conforma con ubicarse en el lugar perfecto, ni siquiera es indispensable estar o no en foco, cada toma agrega signficados a los diálogos, a la acción en pantalla y no sólo es un objeto que filma lo que ocurre, en Almodóvar la cámara es otro personaje y desde su silencio participa en la acción. En cuanto a fotografía el gran Rodrigo Prieto (de los orgullos nacionales) se hace cargo y logra una gran diversidad de tonalidades tanto para Los Abrazos Rotos como para los segmentos de Chicas y Maletas, un gran trabajo ya que aquí se construyen dos cintas, incluso tres con el documental que es grabado por el hijo de Martel.
Si el filme tiene algún error, es que en su afán de construir un epílogo, Los Abrazos... decae hacia la parte final en intensidad, es obvio que si se tratara de un libro el último punto estaría antes y un título anunciando el epílogo nos regalaría unas diez páginas para acentuar el amor que siente Almodóvar por el cine. Los últimos minutos son un regalo al público, es casi una clase de montaje y hacerle ver al espectador cómo la misma película, dependiendo las tomas que se elijan puede ser una obra maestra o un fiasco que destruya la carrera de un director. Almodóvar reconoce así el trabajo de post producción, más allá de lo que pueda hacer el guionista y los actores, al final tanto editores como el director son los encargados de que todo luzca perfecto. En la parte final de Los Abrazos..., Almodóvar muestra cómo se concluye una película y ese gesto lúdico se agradece aunque le reste intensidad a la parte final. Otro punto a comentar es que quizá por momentos la voz en off de Homar relatando el pasado suele ser explicativa, a niver personal prefiero la narración del pasado sin reflexiones en el presente y que éstas queden para el público.
Como conclusión, Almodóvar realiza otro estupendo filme, para muchos no será el mejor de su carrera pero sigue estando por lo menos a su nivel y eso es superior a las obras maestras de muchos. Aquí conserva su estilo pero siendo más refinado y sutil, elegante. Almodóvar abraza al cine y le da un beso, lo acaricia, vive un tórrido romance con él, lo lleva a la cama para tener el mejor sexo como lo buscan todas las chicas Almodóvar, le habla al oído y le agradece. Con los ojos cerrados el español confía en el gran amor de toda su vida.
CALIFICACIÓN: EXCELENTE.
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