jueves, 1 de octubre de 2009

Como una cebolla

El experimentado director Claude Chabrol, se hace presente en el Tour de Cine Francés de este año con dos filmes, Una Chica Para Dos (La Fille Coupée En Deux) y El Inspector Bellamy, hoy hablaremos de la primera y que el realizador estrenó hace dos años.
La trama aparenta sencillez, Gabrielle una joven hermosa (Ludivine Sagnier) es sólo una cara bonita que se encarga de dar el pronóstico del tiempo en una televisora de Lyon, por este medio conocerá al emitaño escritor Charles Saint-Denis, (François Berléand), un hombre de más de cincuenta años, quien goza de una gran fama, además de ser un seductor y sucumbir ante la belleza femenina. Sin embargo, en medio de ambos se interpondrá Paul (Benoît Magimel), un joven millonario y caprichoso que odia al escritor y que también queda impactado con la hermosa Gabrielle al conocerla en una librería.
El filme tiene varias capas y ese es su mayor acierto, lo que al parecer es sólo un filme en donde queda de manifiesta un triángulo amoroso sirve para sacar a la luz varios sentimientos del ser humano los cuales distan de ser puros o carentes de malicia.
Es un filme muy femenino, en donde las mujeres son parte de los caprichos de los hombres las cuales las perciben como un objeto manipulable. El personaje de Gabrielle representa esa inocencia inherente a su juventud, posee una gran belleza de la que parece no darse cuenta, es víctima al cree en el amor y su condición social también la define. Es el único personaje protagónico que no forma parte de la aristrocacia francesa, Paul es un millonario que vive de la herencia y lo que le dejó su padre, Charles debido al éxito de sus libros se encuentra en una posición cómoda y que también le permite sólo dedicarse a la literatura y a satisfacer sus placeres. Gabrielle nunca rompe esa inocencia, se entrega sin más, es un personaje casi puro que no busca algo más allá de sus acciones.
En cambio, los personajes masculinos se relacionan con Gabrielle alejados de cualquier utopía del amor eterno, de la pasión entregada. Desde el principio Charles deja claro que él será quien marque los ritmos, dice amar a la chica pero la usa más como un trofeo, la endulza con palabras que distan de los hechos y no desiste a su matrimonio el cual se presenta como sólido más allá de las infidelidades que están sobre la mesa.
Paul tampoco ama, se encapricha por tener, poseer todo lo que le gusta y más si se lo puede quitar a alguien que odia. Esta rabia surge porque el escritor conoce su pasado, sin embargo el filme deja claro que ningún hombre puede juzgar al otro.
Gabrielle se mueve casi sin voluntad, busca complacer y dejarse llevar más por el corazón, lo cual la hace frágil ante seres tan cerebrales, un hombre que necesita un juguete y un joven que sólo busca poseer para lastimar.
Si se sigue adentrando en la cebolla, la cinta no sólo indaga en los sentimientos relacionados al amor, es una crítica a la aristrocacia francesa, a los caritativos que buscan quedar bien en sus círculos pero no son capaces de darle nada a quien tienen cerca, familias adineradas llenas de secretos que ensuciarian cualquier pared.
Más hacia el corazón de la cebolla, Una Chica... también golpea al esnobismo, a la literatura, a hombres sabios pero carentes de sensibilidad, fríos y mentirosos. No hay nunca en esta cinta un amor idealizado, por más que Gabrielle crea que algo le conviene el espectador sabe que en cada hombre que aparece hay algo oculto, cada uno huele un poco mal, por momentos ni siquiera Gabrielle queda inmune. El filme está muy bien dirigido por Chabrol, maneja bien los ritmos y hay verdadera empatía con los personajes; más allá de en ocasiones parece que no pasa mucho siempre hay una sensación de una pesadez latente, la tragedia anunciada y que sólo espera el momento justo para atacar.
Más allá de que el desarrollo de los personajes es muy bueno, hay detalles en ellos que por los vuelven clichés y es donde pierden su fuerza, esto le pasa sobre todo a Paul, la interpretación de Magimel no es del convincente, su estereotipo de rico caprichoso está caricaturizado y es en ese punto donde Una Chica... resulta molesta, de ahí en más Sagnier y Berléand logran buenas actuaciones y la primera agrega varios matices que hacen que la hacen irresistible.
Otro error es que la última escena del filme muestra lo que faltó durante los minutos anteriores. La belleza del final es muy eleveda a comparación de la carencia de poesía que se presentó en los 110 minutos anteriores, más detalles como el del desenlace (el cual no voy a contar) hubieran hecho de esta cinta una experiencia más rica en el aspecto visual. Como último detalle negativo, me parece que hay escenas sobrantes y que el filme se alarga, en ocasiones es necesario dejar ir al espectador minutos antes y ansioso de más.
Una Chica Para Dos es una excelente radiografía de cómo cada individuo tiene una forma distinta de acercarse a la pasión y de comprometerse ante el amor; es también un mapeo de las clases altas y la hipocresía que las caracteriza, es una forma de no idealizar a la literatura ya que los escritores no son sólo personajes románticos y taciturnos, éstos también son oscuros y no se escapan del vacío.
Sí, de primera impresión esta cinta parece simple y plana, pero al siguiente día nos daremos cuenta que comimos una cebolla que tarda en digerirse.
CALIFICACIÓN: BUENA.

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