martes, 10 de febrero de 2009

Sueños memorables

Henry Selick , director de filmes como El Extraño Mundo de Jack y James y El Durazno Gigante, vuelve a demostrarnos, ahora con Coraline, su capacidad para crear magia e imágenes que simplemente no pueden borrarse de la mente.
Es difícil aventurarse a decir si Coraline podrá volverse un culto como El Extraño Mundo... sin embargo su estética, trama, y mundo de oscuridad le dan las herramientas necesarias para colocarse como una de las mejores películas de animación de los últimos años.
La trama aparentemente es simple, una niña poco común que se muda de casa. La pequeña está harta de su vida aburrida y gris y a través de una puerta secreta que encuentra en su nuevo hogar, podrá acceder a un mundo en donde cada detalle es como ella quiere, sus padres, sus amigos, la comida, y todo su entorno simplemente son como se lo había imaginado, sin embargo sabemos que nadie obtiene sus sueños sin dar algo a cambio...
Esta historia le sirve a Selick para hablar de temas como la inconformidad, el deseo de ser diferentes, la falta de comunicación con los padres, la búsqueda obsesiva por tener alguien a quien amar, la ilusión de los sueños y comprender que las personas que tenemos cerca son valiosas por el afecto que nos tienen más que por su personalidad.
Coraline tiene guiños de Alicia En El País de las Maravillas, incluso un gato como guía, sin embargo el filme conserva su personalidad propia, ya que más que adentrarse en un mundo totalmente fantástico, la nueva aventura de Selick se interna en un universo paralelo donde aparentemente todo podría ser mejor, ése lugar real en donde los sueños de una niña se hicieron realidad.
En lo que respecta a la animación es excelente, se usaron técnicas de stop motion o cuadro por cuadro lo que brinda grandes texturas a los personajes y objetos, además de filmar desde varios ángulos cada escena para poder apreciar como realmente ve el ojo humano, es decir en tercera dimensión.
El director además le da su toque personal a la cinta, no se adentra de lleno en el sello casi patentado por Tim Burton, quien lo acompañara en la realización de El Extraño Mundo..., hay sensaciones más vívidas en Coraline, más frescas a pesar de que por momentos veamos ciertas similitudes con filmes como El Cadáver de la Novia.
Lo más valioso de la cinta es que tras abandonar la sala el espectador queda satisfecho por el riesgo tomado. Coraline no se forzó para adoptarse al público infantil, no es condescendiente, no traciona su profundidad y oscuridad con tal de complacer a los niños, queda claro que este filme no buscó la aceptación masiva o una gran explotación comercial, muchos pequeños que sólo buscan una historia que los haga reír quizás no la disfruten, incluso hay imágenes que pudieran asustar a varios, lo que es admirable en Selick.
Es un filme que debe verse porque nuestro cerebro no puede permitirse ignorar el jardín fantástico de Coraline, ese donde una mantis religiosa es un robot y puede montarse como un caballo, donde hay flores en forma de dragón que muerden. Ese mundo paralelo en donde los ojos se cambian por botones (quizás para evitar las expresiones, quizás para robar el alma a través de la ventanas), ese sitio donde un gato habla, donde los perros tienen alas, y los ratones son dueños de un circo espectacular, ese lugar de escarabajos-chocolates.
Coraline es un baño de sueños, una cascada de imágenes memorables que por más que tratemos de olvidar no podremos, el mundo paralelo de esta pequeña llega a nuestra mente y nunca más se irá.
CALIFICACIÓN: MUY BUENA.

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