viernes, 26 de junio de 2009

Muerte al tirano

Siempre será un placer ver a Monica Belluci en la pantalla, no sólo por su hermosura de diosa, sino porque ha demostrado ser una excelente actriz y quizás la última gran diva de Italia.
Aunque el filme es del 2006, este año llega a la ciudad N (Io e Napoleone), una producción conjunta entre Francia, Italia y España dirigida por Paolo Virzi. La trama se centra en el periodo que Napoleón pasó durante su exilio en la isla italiana de Elba en donde es recibido con todos los honores y las esperanzas de los habitantes locales crecen al relacionar su llegada con el progreso. Sin embargo, en el lugar también habita Martino Papucci, un escritor idealista que odia a Napoleón y sueña con asesinar al gobernante y militar al cual considera un asesino despiadado y que no le importa ver morir a los suyos con tal de cumplir sus sueños de conquista.
El filme acierta en no ceñirse totalmente a lo histórico ni pretender relatar la vida de Napoleón, su historia es conocida por lo que la cinta prefiere enfocarse en su periodo en Elba así como en la obsesión de Papucci por hacer justicia, la clave de la película está en acercar a los dos antagonistas a tal punto de que quizás sea imposible ya para el escritor acabar con lo que odia. El conflicto está en los propios demonios de Papucci, quien siente que el destino le ha enviado esa misión sin importar que esto pueda afectarlo en otros factores de su vida como la relación con su familia.
N acerca al espectador a un Napoléon frío pero a la vez vulnerable, lo ubica en una posición neutra, no es retratado como alguien cruel y vil, pero tampoco nos hace compadecernos de él, simplemente lo transparenta. Papucci, quien deberá trabajar como escribano del ser que odia y capturar las memorias y pensamientos del gobernante, redescubre al personaje que había visualizado sólo a la distancia y lo confrontará para mostrarlo frágil.
Otro de los mayores logros que tiene la cinta es la ambientación. El espectador se siente realmente en la isla italiana a principios del Siglo XIX, los olores pueden percibirse a través de la pantalla, los vestuarios y la recreación de cada detalle muestran el cuidado en la producción.
Lo que respecta a las actuaciones el filme no corre riesgos, ya que los tres protragonistas saben llevar por buen puerto a sus personajes. Daniel Auteuil, actor fráncés de larga trayectoria, logra un Napoleon de varios matices, atormentado, cómico, inteligente, vulnerable, estratega, capaz de dominar su figura pública y conmoverse ante la estética del mundo. Un personaje muy bien construido y disfrutable. Papucci es interpretado por el romano Elio Germano, no tan sólido como Auteuil pero es capaz de transmitir a un joven apasionado, fresco, que palpita la justicia, nos comparte su desenfreno. Mención aparte merece Monica Belluci, lleva a la vida a la baronesa Emilia Speziali, amante de Papucci y quien se encuentra en problemas económicos. Es un peso femenino importante, la actriz italiana se luce en momentos cómicos, llantos conmovedores y hace burla de su edad, una diosa en decadencia, el personaje de Belluci representa el pasado, al antiguo poder que se tuvo, la estética eterna.
Aunque por momentos pareciera que las actuaciones tanto de los intérpretes protagonistas como de los secundarios lucen exageradas y con toques de farsa, esta apreciación se derrumba por completo al conocer la forma de comportarse de los italianos, en donde para ellos la exageración, los gritos, y el humor mezclado con el drama es cosa de todos los días, al contrario, los personajes lucen deliciosamente naturales.
Si el filme comete algún error es que por momentos camina demasiado lento, punto que se admite en su género pero que en ocasiones puede confundirse con la incapacidad de generar interés. Sin embargo, el mayor error es conformarse con ser una película modesta, sencilla y que no buscó mayor trascendencia que contar un momento y una historia. Es de esas obras que nacieron para disfrutarse pero no para ser recordadas dentro de las joyas cinematográficas. Faltó una historia más compleja, tal vez con más giros, y con escenas un poco más desgarradoras que lograran impactar al espectador, hacer que esta película se volvería inolvidable y no se diluyera de los cajones de la memoria.
N es un buen filme para mostrarnos que los personajes históricos tienen más de una cara, que los tiranos pueden ser sólo consecuencias de las sociedades que reflejan sus deseos en los gobernantes para luego culparlos, es un acercamiento novedoso a un ser tan complejo como Napoleón.


CALIFICACIÓN: BUENA

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