viernes, 31 de julio de 2009

Más allá de los vampiros

Siempre se agradecerá que existan propuestas refrescantes en lo que se refiere al tema de vampiros, y la película sueca Déjame Entrar (Låt den rätte komma in) dirigida por Tomas Alfredson deja un buen sabor de boca a pesar de algunas fallas.
La trama nos introduce en la vida Oskar, un chico solitario, amante de la literatura policiaca, de padres divorciados y algo misterioso, el cual sufre de las agresiones de sus compañeros de escuela por ser diferente y ven en el chico un blanco perfecto para desatar sus instintos violentos. A su edificio se muda una chica un poco más grande que él, de nombre Eli, con la cual trabará una amistad que poco a poco mutará a en amor, sin embargo, Eli tiene un secreto que no tardará mucho en ser revelado, sobre todo cuando la sangre se haga presente.
Los aciertos de la cinta son varios, el primero de ellos es manejar un suspenso elegante, hacer que primero conozcamos a los personajes y todos sus posibles matices, no se aventura a la sangre innecesaria desde el comienzo ni a la acción desmedida, la presenta en cuotas medidas y cuando debe golpear al espectador con una escena impactante. La fineza nunca se pierde, visualmente la cinta logra clavarse en la memoria no con grandes efectos, sino con la sutileza de la nieve o con una mirada que abandona la ingenuidad para transformarse en un ser atormentado por miles de años, ruidos de estómago y pequeños hilos escarlata por la piel son suficientes para generar impacto. Uno de los mayores logros es que durante la mayor parte del tiempo la cinta se mantiene sobria.
Sin embargo, lo mejor del filme es que a pesar de tocar el tema del vampirismo y que por momentos cae en los clichés del género (el sol que los aniquila por ejemplo) se acerca a estos seres como personajes en decadencia que sufren para adaptarse y para poder subsistir tienen que asesinar. Esto hace que la relación que se establece entre Oskar y Eli vaya más allá del vampiro y el humano, cobra fuerza y la empatía se da al ser dos relegados de la sociedad que tendrán que aprender que sólo con la violencia pueden combatir a los humanos que demuestran ser más agresivos que los propios vampiros. No hay nada contenido en la cinta, la esencia de ambos personajes está destinada a liberarse, así como consumar, en una escena deliciosamente tierna en la cama su relación como "novios"; más que establecerse como una pareja y darse besos cursis, unen sus bocas manchadas de sangre, lo que se valora, ya que no se trata de generar asco, sino de establecer una unión entrañable y que es difícil de olvidar al salir del cine.
Aunque a los aciertos también se une un lado poético y se nota que está basada en una novela (escrita por John Ajvide Lindqvist), la cinta tiene sus fallas y radican principalmente en la ejecución más que en la idea. Hay varias escenas que quizás en el guión lucían correctas pero a la hora de llevarse a pantalla, sobre todo en una película de poco presupuesto, terminan por debilitar a la cinta (gatos atacando una mujer, la escena final que no es de gran manufactura, un vampiro en llamas) creo que al tocar los terrenos comunes de otro tipo de filmes de vampiros la cinta pierde elegancia y se vuelve (por momentos) igual que aquellas películas mediocres de las que se distingue por su historia. A Déjame... le bastaba con el suspenso sin grandes ambiciones, ya que por momentos para algunos espectadores (lo cual puede ser error o no de la cinta) causa risa en vez de miedo.
Más allá de esto la parte visual será recordada por varias escenas, por una fotografía desoladora y fría, momentos de real oscuridad, un buen maquillaje en las cambios de Eli y el abandono de ese lugar que parece olvidado por el resto del planeta. La nieve albina contrastando con el rojo de la sangre...
Otro aspecto fuerte del filme es que a pesar de basar casi todo su tiempo en actores jóvenes y debutantes, ya que no habían trabajado en absolutamente nada antes de esta cinta , éstos salen muy bien librados. Kare Hedebrante interpeta con solidez a Oskar y nos hace creer su personaje de chico tímido, misterioso, atormentado y con ganas de vengarse, de convertirse, quizás, en uno de esos asesinos de los que tanto lee. Aunque quien se lleva las palmas es Lina Leandersson, quien da vida a una maravillosa Eli, con todos sus matices, sádica, tierna, bromista, triste, incapaz de adaptarse, enamorada, una gran actriz a pesar de sus catorce años de edad y esperemos continúe con su carrera y verla en otros proyectos, incluso fuera del cine sueco, para no perderle la pista. Sabemos que Matt Reeves (director de Cloverfield) quien en este momento filma el remake de la cinta seguramente no tomará en cuenta a la actriz sueca y seleccione a una juvenil del mundo de Hollywood, lo cual ya sería su primer error. Esperemos que en otros aspectos logre captar y dejar intacta la esencia del filme original y mejore aquellas escenas de ejecución pobre.
Con un poco más de cuidado Déjame Entrar hubiera sido una joya difícil de criticar y se hubiera convertido en una favorita de este año, sin embargo algunos momentos la hacen más débil y no disfrutable en su totalidad. Se agradece la propuesta y el esfuerzo por llevar a los vampiros más allá de la cursilería y estupidez de cintas como Crepúsculo. Gotas poéticas de sangre y una relación que no se olvida nos dejan estos colmillos suecos que se clavan profundo en nuestro cerebro.
CALIFICACIÓN: BUENA

1 comentario:

  1. Me ha dado ganas de ver la peli, la buscare y la vere, a ver que tal; lo que no me gusta es tu comentario sobre Crepusculo, pelicula que me ha gustado muchissimo, y la he visto una y otra vez.
    Esa última quiza se acerca bastante a la realidad, cuidadito...

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